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Miguel Ángel Rodríguez Caveda

Al otro lado del Atlántico

Republicanos y el arte de inmolarse políticamente a cambio de nada

El partido republicano de EEUU ha logrado en apenas dos semanas algo que los estrategas de comunicación y marketing demócratas no son capaces de lograr en toda una campaña electoral, precampaña incluida. Han reducido su credibilidad, destruido buena parte de sus apoyos, mostrado sus debilidades, se han retratado como los malos de la película y han decepcionado a los que, pese a todo, seguían apoyándoles hasta el final. Un acto de suicidio político digno de pasar a la Historia, como el que ya protagonizó el mismo grupo en 1995 con Clinton en el poder y que se debió a causas muy similares a las actuales.

Nada menos que el 72% de los votantes republicanos está en contra de la actuación de su propio partido y se siente traicionado por su sumisión al Tea Party. El 53% de los encuestados por el Wall Street Journal culpa únicamente a los republicanos del cierre temporal de la Administración Federal y solo el 24% ve su gestión como positiva. Frente a estas cifras, tan solo un 31% de la población estadounidense responsabiliza a Obama de la crisis política de las últimas semanas. Por lo que parece evidente el costoso peaje político que la crisis del presupuesto y la deuda ha significado para los conservadores.

Llama la atención cómo en un partido con políticos veteranos como John McCain –que en todo momento alertó del error que se estaba cometiendo- se puede ceder el liderazgo a radicales como Ted Cruz o a jóvenes todavía inexpertos como Marco Rubio. No parece tener demasiado sentido, sobre todo cuando la situación no era nueva. Había pasado antes, muchas veces. Diecisiete para ser más exactos. En varias de ellas estuvieron presentes los veteranos del grupo republicano. Pero nadie les hizo caso, hasta que al final tuvieron que darles la razón de forma obligada y con la cabeza agachada.

No obstante, el hecho de que los republicanos sean los claros derrotados del conflicto no implica que los demócratas sean los ganadores. En este cierre administrativo han perdido todos: el país, los políticos, la economía y la población estadounidense. Pero dentro de lo malo, a los de John Boehner les ha tocado la peor parte: se han inmolado. Y encima, a cambio de nada.

www.miguelangelrodriguez.net

Sobre el autor

El periodista asturiano Miguel Ángel Rodríguez Caveda analiza la actualidad de España vista desde Estados Unidos


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