No es la primera vez que deja claro que no es parte real de la Unión Europea, por voluntad propia. Tampoco será la última. Suiza volverá a limitar la entrada de ciudadanos europeos a su mercado laboral. El referéndum sobre la iniciativa denominada “contra la inmigración en masa” triunfó con un 50,4% de los votos, poniendo en serio peligro las relaciones del país helvético con la Unión Europea.

La introducción de cuotas para la inmigración de ciudadanos europeos va en contra de los tratados que se encuentran en vigor actualmente. Algo que ha obligado a la Comisión Europea a suspender las negociaciones en proceso, como las de la interconexión eléctrica, que se discutía en estos días.

Y es que, aunque legalmente el Gobierno helvético tiene hasta tres años para poner en práctica el resultado de la votación, sus líderes saben que ahora se enfrentan a un grave problema. El resultado de sus urnas, la voluntad de su pueblo, contra la libre circulación de trabajadores. Un principio que es totalmente sagrado para la UE y por tanto incompatible con la imposición de cuotas.

Bruselas ya ha anunciado que si Berna ratifica la votación contra la libre circulación de personas, los demás acuerdos bilaterales serán denunciados de inmediato. Por lo que la situación del cerca de medio millón de ciudadanos suizos que residen en otros países de Europa está también en entredicho.

El Gobierno suizo tiene una difícil papeleta. Por un lado, se ve obligado a respetar el resultado de una votación que a pesar de ser muy apretada contó con una participación superior a la media. Por otro, es consciente de que los efectos para el país dependerán de cómo legisle al respecto. Los próximos días deben ser aclaratorios. La Unión Europea, de momento, espera.

@rodriguezcaveda