Tan solo tres programas después de su vuelta al panorama televisivo español, Ernesto Sáenz de Buruaga nos dice de nuevo adiós. Su programa Así de claro, emitido los lunes por La 1 de TVE, va a ser retirado por “no alcanzar los objetivos esperados de audiencia”. Algo que no debe parecer extraño, visto lo visto últimamente en TVE.
El programa trataba de pescar en el caladero de otros espacios como La Sexta Noche, que sí han logrado consolidarse como referentes del debate televisado de política y actualidad. Pero el intento ha sido infructuoso. Especialmente porque no aportaba nada nuevo que invitase a la audiencia a seguirlo. Nada. Por si fuera poco, TVE se había reservado el derecho de rescindir el contrato con la productora Pulso si no se alcanzaba el 10% de cuota de pantalla, y las cifras del lunes fueron de un mísero 5.1%. Es decir, medio punto por debajo de la semana anterior, que ya de por sí había sido estrepitosa. Un desastre en toda regla que anulará la emisión de las 13 ediciones programadas originalmente (con opción a otras 13 según el contrato).
El problema que ha tenido Buruaga –al que profeso un aprecio especial, pues fue mi padrino de promoción- es que no ha sabido innovar en Así de claro. El programa bien podría haber sido contemporáneo de otros que se emitían a principios de los 90, o incluso de antes, cuando la oferta televisiva era aún más limitada y alternábamos a José Luis Moreno con Mayra Gómez Kemp. Se abordaban los mismos temas de siempre, con los mismos contertulios de siempre, y demostrando las mismas posturas de siempre. La diferencia es que estamos en el año 2015, y con agregar un mini-segmento sobre redes sociales no es suficiente. Es decir: el programa que, a pesar de la calidad periodística de su presentador, olía a rancio por todas partes.
Ni siquiera el extraño arranque de su primera entrega, con unas personas anónimas grabadas en un bar discutiendo sobre actualidad, era atractivo. Más bien algo estrambótico. ¿A quién le importa lo que piensen cuatro desconocidos? Por mucho que los presenten como “la voz de la calle”, simplemente no cuela. Todo era forzado y fuera de lugar. Y, después del extraño vídeo, vuelta a lo mismo: los de siempre contando lo de siempre.
Buruaga se definía en la presentación de Así de claro como “un periodista que quiere hacer un programa de televisión”. Periodista sigue siendo. Y, de momento, con las ganas de hacer tele también se va a quedar.
@rodriguezcaveda