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Miguel Ángel Rodríguez Caveda

Al otro lado del Atlántico

Rajoy, un año de silencio al frente de España

Las decisiones que ha tomado el gobierno de Mariano Rajoy en su primer año no han sido fáciles de asimilar para la ciudadanía. Y es que, aparte de enfrentarse a una situación de extrema dificultad, le ha fallado algo imprescindible en toda situación de crisis: una comunicación efectiva.

En 12 meses donde han predominado las noticias negativas, el gabinete de comunicación del presidente ha cometido más errores que aciertos a la hora de anunciar los cambios políticos y económicos. Lastre adicional para un Ejecutivo que, de haberse explicado bien frente a la opinión pública, tendría muchos menos problemas.

En sus primeros 100 días el gobierno admitió fallos de comunicación que no debían repetirse. Uno de los casos más singulares tuvo lugar con las primeras medidas presupuestarias. La ausencia de explicación en un primer momento por parte del Ejecutivo llevó a los principales líderes regionales y portavoces nacionales a emprender una gira por España para explicar los recortes. Esto tuvo mala aceptación por parte de la opinión pública y se acusó a Mariano Rajoy de no querer dar la cara.

En estos casos, el perfil bajo es un arma de doble filo. Rajoy lo probó en sus carnes con las siguientes encuestas, donde bajó destacablemente su popularidad.

El pasado mes de octubre el presidente tuvo otra estrategia equivocada al no aparecer por el Congreso en todo un mes. Si bien es cierto que no estuvo presente ni él ni sus ocho ministros por tener que acudir a la Cumbre Hispano-Francesa, la estrategia de comunicación del gobierno, una vez más, no fue la correcta. No es acertado desaparecer de forma prolongada en momentos difíciles ya que provoca que se amplíe la brecha entre el gobierno y el pueblo. Aunque se esté trabajando para él.

El silencio se ha repetido en numerosas ocasiones. Rajoy considera que deben ser los ministros quienes gestionen el desgaste público de las comparecencias diarias. No es mala estrategia, pero se vuelve en su contra cuando se lleva al límite. Si analizamos los últimos movimientos del gobierno, podemos encontrar que el ejemplo claro está en Soraya Sáenz de Santamaría.  La vicepresidenta es la que más expuesta está. Cada viernes hace suyo el lado oscuro de la legislatura del gobierno popular.

La estrategia del silencio del presidente, usada correctamente, puede funcionar. Pero utilizada en exceso, como es el caso, es muy peligrosa. El silencio genera rumores en la opinión pública y en los medios de comunicación que luego son muy difíciles de desmentir.

Es necesario que el gabinete de comunicación del presidente recupere la dirección correcta y obligue a Rajoy a tener mayor presencia ante los ciudadanos. No se trata de ser una estrella mediática. Pero sí hay que dar respuestas cuando la ciudadanía las reclama.

www.miguelangelrodriguez.net

Sobre el autor

El periodista asturiano Miguel Ángel Rodríguez Caveda analiza la actualidad de España vista desde Estados Unidos


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