Ha sido trending topic mundial. Los medios se han hecho eco de ello hasta la saciedad. Los periodistas más renombrados se han posicionado al respecto. Ha estado presente en la mayoría de páginas web dedicadas a la información. Y a día de hoy sigue coleando. La discusión entre Bertín Osborne y Beatriz Montañez sobre Venezuela ha dado de sí mucho más que todos los programas de “Hable con ellas” juntos. Que, por otra parte, tampoco es difícil.

La situación vivida en ese plató invita a sentir vergüenza ajena. Un popular cantante y empresario, que conoce perfectamente Venezuela por motivos personales y profesionales, recibe lecciones absurdas de una modelo-periodista que jamás ha pisado Venezuela sobre el modelo de vida y la democracia en dicho país. Y no lo hace basándose en sus propias ideas o experiencias –pues no ha estado allí nunca- , sino que se apoya en las afirmaciones de nada menos que Pablo Iglesias. Un personaje que defiende el modelo venezolano por encima del español, que justifica el terrorismo y que lleva alabando al difunto Hugo Chávez desde sus primeras apariciones públicas.

Bertín, un hombre con una capacidad para reírse de todo por encima de la media, se lo tomaba a broma. “Permíteme que me descojone del sistema democrático de Venezuela”, le contestaba a la presentadora, a la que sugirió hasta en tres ocasiones que no opinase de aquello que no conocía. Ella hizo caso omiso de las advertencias. Por cierto, poco después Pablo Iglesias felicitó a través de Twitter a su ferviente seguidora por su intervención. Un buen gesto, teniendo en cuenta que la que le estaba cayendo encima a Montañez a través de las redes sociales era para hundir a cualquiera.

Es sorprendente que una mujer fomada, que estudió en Estados Unidos y que se declara admiradora de un periodista de la talla de Iñaki Gabilondo tenga la osadía de hablar de una realidad tan triste como la venezolana sin otro argumento que el de un nuevo-político cuyas ideas son, cuanto menos, controvertidas. Motivo por el cual se puede llegar a comprender que el ya famoso profesor y ahora Eurodiputado tenga tantos seguidores. Montañez es el reflejo público de una parte anónima de la sociedad, pero que existe y como tal hay que aceptar. Son esos a los que se les llena la boca reclamando una libertad que supuestamente no tienen, pero que al mismo tiempo se quedan sin su propia voz por cedérsela al líder. Sí, eso sí se parece a una parte de lo que ocurre en Venezuela. Quién sabe, quizá eso es lo que defendía la buena de Bea.

@rodriguezcaveda

www.miguelangelrodriguez.net