Esta semana ha tenido una especial carga política gracias a la proximidad de las elecciones catalanas y, por supuesto, a la comentadísima entrevista que Carlos Herrera le hizo a Pablo Iglesias el martes en la Cadena COPE. Una conversación de la que salió reforzado el líder de Podemos, que evitó posicionarse en apenas ningún asunto dejando sin armas a un Herrera demasiado conciliador para la ocasión, según los críticos.
Lo mejor de la entrevista, no obstante, no es lo que más se ha escuchado después, que ha sido la declaración de “no apoyo” a la investidura de Artur Mas por parte de Podemos. Lo más llamativo fue el nuevo posicionamiento del otrora profesor metido a político. Ya no se autodefine como comunista, ni siquiera tiene ese halo radical que le caracterizaba. Ahora que se juega los votos y el acceso al poder, ha decidido ser “pragmático”. Eso en política se traduce muy fácilmente: opinaré como me diga la gente para que me voten, y luego haré lo que me plazca. Lo mismo que hizo Hugo Chávez en las primeras elecciones en las que accedió al poder (las únicas que ganó legalmente, para condena posterior de Venezuela). En aquellos tiempos Chávez hablaba con la boca pequeña cuando le preguntaban sobre nacionalizaciones y control de las libertades públicas. El tiempo ha dejado ver lo que realmente ha hecho con su país.
A Iglesias, que es un tipo muy inteligente y con un respetable don de la oratoria, se le podría enmarcar en esa famosa frase que pronunciase hace años Groucho Marx “aquí están mis principios; si no le gustan, tengo otros”. Porque eso es exactamente lo que está haciendo. Un individuo que ha sido grabado en vídeo justificando a terroristas, apoyando agresiones a la policía o anunciando el impago de deudas internacionales en caso de salir elegido, pasa ahora a ponerse el disfraz de socialdemócrata moderado. Porque –no se confundan- es un disfraz que se quitará a su debido tiempo. Por mucho que disimule, sigue siendo discípulo de Marx… Pero de Karl, no de Groucho, como intenta demostrar ahora.
Iglesias aprendió paso por paso la lección del extinto líder venezolano Hugo Chávez. Está calcando los pasos que llevaron a éste al poder en su país. Desde el “tic-tac” hasta las afirmaciones populistas antigobierno, pasando ahora por esta etapa tan comedida precisamente en el trimestre previo a las elecciones. Todo está calculado, premeditado. Sus principios no han cambiado, pero por un puñado de votos, los esconderá hasta después de las generales.
@rodriguezcaveda