La rodilla de Rafa Nadal ha dicho basta. A pesar de haber renunciado a estar en la Copa Masters de Shangai para poder jugar en la Davis contra Argentina la próxima semana, el manacorense no podrá acudir a la cita. La tendinitis que ya le obligó a abandonar el torneo de París-Bercy se lo impide. Para él es una mala noticia, porque quería jugar la final. Pero para el equipo español es poco menos que una debacle, puesto que se queda sin el número uno del mundo para afrontar el choque. Difícil lo tenemos ante unos argentinos que jugarán en casa, arropados por su afición y con la motivación añadida de no tener a Rafa como rival.
No se puede negar que Nadal es el estandarte del equipo que capitanea Emilio Sánchez Vicario. Y ahora éste tiene la difícil papeleta de sustituir al balear. España cuenta con grandes tenistas que pueden dar la cara en Mar del Plata, pero nuestras posibilidades se han reducido considerablemente con esta baja. Probablemente sea Tommy Robredo el elegido, aunque también Nicolás Almagro podría ocupar su plaza. Ambos son tenistas de gran nivel, pero ninguno puede ofrecer las garantías del de Manacor. El equipo lo completarían –a priori- David Ferrer, Feliciano López y Fernando Verdasco.
Ahora nuestras opciones de ser campeones pasan por conseguir que nuestros representantes se olviden de la baja de Rafa y piensen sólo en ganar sus respectivos duelos. Frente a ellos tendrán a un equipo encorajinado después de superar a Rusia en el quinto partido de las semifinales. Una selección albiceleste que tiene la ventaja del “factor campo”, además de contar con el apoyo de toda Latinoamérica, cuyos países nunca han ganado una Copa Davis. Y por si fuera poco, la superficie sobre la que se disputarán los encuentros es acrílica y muy rápida, una medida tomada por los argentinos para frenar a Nadal, imbatible en superficies más lentas. David Nalbandián, Agustín Calleri, José Acasuso y la revelación de la temporada Juan Martín del Potro nos pondrán las cosas muy, muy difíciles. Sólo la tantas veces evocada “furia española” puede traernos la ensaladera de vuelta a casa. Hace cuatro años que no la vemos.