A José Luis Rodríguez Zapatero le ha costado más de cinco años darse cuenta de que las labores de un presidente incluyen mantener una buena política exterior. El pasado no puede cambiarse, así que diremos que “más vale tarde que nunca”. Pero no hay que olvidar que con su recién estrenada buena voluntad no se arregla todo. Ahora es el momento en que el gobierno español debe dedicar gran parte de sus esfuerzos a restablecer aquellas relaciones que quedaron rotas y fomentar las amistades mantenidas con otros gobiernos afines.
Llegar tarde a la foto de la Alianza de Civilizaciones, foro de diálogo del que Zapatero es impulsor, posiblemente no sea un buen primer paso. No es que sea un mal irremediable. Más bien queda en simple anécdota. Pero hay que estar alerta, ya que son los pequeños detalles los que pueden marcar la imagen de nuestro país fuera de nuestras fronteras.
No podemos olvidar que el ejecutivo español ya ha cometido múltiples contradicciones en el ámbito exterior. Primero se procedió a retirar las tropas de Irak sin consensuar dicho movimiento con el resto de aliados. El resultado fue inmediato: práctica ruptura de relaciones con la primera potencia mundial. De poco sirve discutir ahora si había que hacerlo o no. Lo que está claro es que podría haberse obrado de una manera políticamente más correcta.
Después vino la elección de Barack Obama como presidente de Estados Unidos. Zapatero aseguró en aquel entonces que el nuevo líder tendría en España “un amigo y un aliado fiel”. Sin embargo, el show de la retirada de tropas de Kosovo, otra vez sin avisar a nadie, puso nuevamente a nuestro país en el ojo del huracán. El gobierno estadounidense expresó su sorpresa y decepción con la actuación –que no la decisión- española. Y hubo que pedir perdón. Una de las formas de solicitar el indulto fue, contradictoriamente, enviar parte de dichas tropas a Afganistán.
Estos días hemos visto hasta la saciedad la fotografía de Obama posando la mano sobre el hombro de Zapatero. Hemos leído y escuchado su ya famosa frase: “me alegra poder llamarle amigo”. Pues bien, es el momento de demostrar que lo somos. Ofrecer la colaboración de la Alianza de Civilizaciones a la OTAN es un primer paso que demuestra buena voluntad ante las naciones aliadas. Pero no volvamos a fallar… porque la próxima foto puede que no la repitan.