Como prometía el parte meteorológico hoy ha sido un día feo, muy feo. Probablemente el peor desde que llegamos este año (ver vídeo). La cosa se ha puesto tan “peluda” que las malas condiciones durarán hasta mañana posiblemente. Así que con todo el material reparado y preparado para volverse al agua no había mucho que hacer hoy.
Cuando no se puede, no se puede y además es imposible. Por suerte hoy nuestros vecinos rusos (su base está a menos de 5 minutos andando) celebraban el 50 aniversario de su base Bellingshausen, llamada así en honor a un explorador antártico ruso. Así que los científicos de las bases cercanas (Chile, Uruguay, China, Corea del sur y Argentina) recibimos una cordial invitación para presentar nuestro trabajo al resto del “vecindario”. La base rusa es vieja, 50 años frente a las inclemencias antárticas dejan sus huellas, y su aspecto es muy sobrio y funcional. Por fuera recuerda a otros tiempos. Todo tiene una cierta pátina soviética, pero al franquear la doble puerta de entrada uno se sorprende de lo acogedor (todo el interior está forrado en madera) de su ambiente. Nuestros vecinos, como buenos anfitriones, nos invitaron a unas pastas, ensalada rusa (lo que en España llamaríamos una ensaladilla rusa), y varios aperitivos cuyos nombres resultan una trampa mortal para cualquiera nacido fuera de la madre Rusia. En mi caso me toco exponer la parte de oceanografía pelágica (lo que ocurre flotando en el agua lejos del fondo marino) que está realizando el centro de investigación IDEAL en nuestras dos bahías Antárticas objeto de estudio. La conferencia resultó muy interesante y quizás de ella pueda salir una futura colaboración con una colega china que está trabajando aquí en la estación china “La gran muralla”. Isla Rey Jorge, dónde me encuentro ahora, es la zona de la Antártida con una mayor concentración de bases. A veces parece increíble que un sitio tan pequeño y alejado de todo pueda reunir en una misma sala, como si de un chiste se tratase, a un asturiano, una china, un chileno, un ruso, un alemán, una norteamericana y una brasileña. Por eso la ciencia antártica es una ciencia sin fronteras.
Suena de fondo ¨Hell ain’t a bad place to be¨ de AC/DC.