El Padre Arturo cambia el púlpito por el hemiciclo asturiano. De un plumazo. Tras su última misa en La Manjoya, este cura bien parecido (39 años, elegante, trajeado, ¡abogado ejerciente!, conductor de un audi TT descapoteibol…) se aproximó a los feligreses y les anunció la buena nueva: chicos, os dejo; el señor me llama a una alta empresa. Este sábado lo hará en rueda de prensa para presentar su Partido Democrático y Constitucional (PDyC).

Lo primero que uno piensa es: Arturo, tienes curro. Imaginemos que saca escaño y el 23 de mayo aparca su TT junto a los Faetones de la Junta General del Principado. Al traspasar la puerta, la clase política se echará a temblar. Arturo castigará la mentira, la ambición de lo ajeno, los pensamientos impuros, la avaricia, el robo, la calumnia, la envidia, el insulto… Y claro, en pocos meses se puede quedar solo.

Ahora bien, si logra alzar su voz ante tan singular rebaño, el Padre Arturo puede hacer una contribución decisiva a la gobernabilidad de la región. Imaginemos al sacerdote conciliando a Cascos, Isabel, Morales y Marqués; metiéndolos en el mismo cercado y dándoles alimento con su mano a todos juntos. Eso sí que sería un milagro, padre; mayor quizá que el de los panes y los peces (al que tampoco renunciamos para acabar les obres). Otra misión celestial sería sacar la mejor cara de Javier Fernández, hacerle sonreír, despertar en él la confianza ciega en el ser humano, desterrando recelos y recuerdos ancestrales de la puta mili. Sonríe Javier, ¡que no cobran! Y Javier se levantó y sonrió; e incluso abrazó a Noemí Martín y la llamó hermana.

Qué curro tienes Arturo. Eso de ser moscón (que vale lo mismo para decir que eres de Grado, tierra de grandes emprendedores, o que eres un tocapelotas) puede ser un valor añadido. Ponte tu mejor traje Padre Arturo y, antes de acabar en un reality, amansa a tu rebaño; que será nuestro rebaño los próximos cuatro años.  Y cuidado, ¡algunas oveyas muerden!

Podéis ir en paz (a la Junta).