Subes Tarna y bajas a los infiernos. Curva tras curva, bache tras bache; el puerto es una sucesión de desconchones, estrecheces, piedras sueltas y vegetación invadiendo la carretera desde las orillas. En Campo de Caso se acaba la Asturias del siglo XXI. De ahí en adelante, tras Soto, Bezanes y La Foz, se adentra uno en la selva, en el olvido más absoluto. Cierto es que el tráfico de los años sesenta y setenta, cuando cientos de habitantes de la Cuenca del Nalón y del resto de Asturias subían Tarna rumbo a la montaña leonesa, es historia. En este puerto tienes la impresión de ir a adelantar una diligencia o de verte abordado por una banda de jabalís. Si te piden la cartera, colmillo en ristre, has de dársela; pues la civilización ha quedado demasiado atrás. No tienes escapatoria.
Ahora bien, coronas Tarna, a 1.495 metros de altitud, y te encuentras una carretera nueva, inmaculada; 32 kilómetros recién asfaltados que te llevan hasta Riaño. En Castilla y León hicieron los deberes hace unos años, tras un compromiso alcanzado en una cumbre interautonómica en la que acordaron adecentar las conexiones entre Asturias y León. Aquí incluimos Tarna en el Plan Regional de Carreteras 2000-2010 y ahí se quedó; en un renglón. Con la que está cayendo, sin un euro para nada, pedir una reforma integral del histórico puerto de Tarna será como clamar en el desierto. Ahora bien, reparar los baches y cortarle el pelo a los márgenes parece un mínimo exigible. Carantoña insistía en su Till en denunciar la situación de la nacional a Galicia, que bautizó como la carretera paleolítica asturiana.
Ahora, el Paleolítico lo tenemos en el concejo de Caso. Sin duda. Lo que fue un vial próspero, por donde los astures iban contentos rumbo a León a secar, a fiestear, a veranear se ha convertido en una grieta continua por la que se cruzan a diario corzos, venados, jabalís, raposos y, quizá, incluso algún oso. No estaría de más ver a la nueva consejera de Infraestructuras echando un vistazo, aunque quizá sea más recomendable que deje aparcado el Phaetón en la Junta General y se coja una mula para coronar el puerto.
pd.-Extraña, en plena crisis, que donde sí haya obras es en el desdoblamiento de los túneles de Riaño, una obra cara y absolutamente innecesaria, pues a unos cientos de metros está la conexión con la autovía minera que te lleva al mismo sitio: al Nalón. Lo que hay que hacer es acabar de una vez esa conexión, la de Siero, que lleva el Gobierno central haciendo al tran tran ni se sabe cúantos años ya.