Santiago Martínez Argüelles (PSOE), Pilar Fernández Pardo (PP) y Jorge Espina (IU), enemigos íntimos a diario, salen hoy juntos en una fotografía dando una rueda de prensa. No me viene a la memoria una imagen similar. Acaso la provocara, en tiempos pretéritos, el secuestro y asesinato posterior de Miguel Ángel Blanco o el atentado de los Grapo en Gijón que se cobró la vida de dos guardias civiles. No sé, dos ejemplos que me vienen a la mente para ilustrar la atipicidad del hecho. Con la que está cayendo, este singular tripartito habría de tener un claro motivo: la economía. En un acto de generosidad necesario, con el rabillo de ojo mirando a Grecia, uno, que a veces peca de iluso, se imagina a estos tres sujetos dando un cheque en blanco a la alcaldesa de Gijón para acometer cuantos recortes juzgue convenientes, pues todos serán pocos; dándole ideas, prestándose a la colaboración, haciendo política con mayúsculas (que para eso les pagamos)… Niet, niet, niet.
La rueda de prensa del tripartito tenía precisamente por objeto a la alcaldesa, pero no en el sentido mencionado, sino a la alcaldesa dibujada en el centro de una diana. A PSOE, a PP y a IU les molesta soberanamente que la alcaldesa opere gratis en su tiempo libre (ojo, una o dos veces al mes, a razón de 45 minutos por operación) y le exigieron explicaciones en sesión plenaria. Pero ella se ha negado a darlas. Entonces, presos de la ira, se unieron en su objetivo común, atacarla, ajenos los tres al mayúsculo ridículo en que estaban cayendo en ese momento. Hace ocho años, cuando ambos eran candidatos, le dijo Rajoy a Zapatero: “Cómo vamos a marginarle a usted en la televisión, si cada vez que habla ganamos votos”. Aunque aquella broma le salió rana, a tenor de los resultados, puedo asegurar como gijonés que cada vez que hablan Santiago, Pilar y Jorge sobre la primera edil de la ciudad, ésta gana votos, simpatías y apoyos. La oposición, fiel a su sino hispano, se dedica en exclusiva a descalificarlo todo, criticarlo todo, estropearlo todo. Y no queda sino retratada.
La crítica, en este caso, alcanza mayor absurdo cuando uno repasa trayectorias personales de los denunciantes, empeñados en que la alcaldesa de Gijón no puede tener la menor actividad vital fuera de su despacho y mucho menos donar los ingresos que genere a una ONG. Acabáramos. La dedicación exclusivísima al Ayuntamiento de Gijón es algo que a Pilipé (¿qué hará ahí todavía esta mujer?) le debe sonar a chino. Ahora mismo es diputada nacional y antes fue senadora, además de madre de dos hijos y esposísima. ¿Tiene tiempo para todo? ¿Puede estar en Madrid y Gijón a la vez? Pese a la nómina madrileña, nunca renunció a las dietas municipales e incluso se la vio reclamándolas desairada. Esa es la dedicación exclusiva de Pilipé a los gijoneses. Para Santiago Martínez Argüelles la dedicación exclusiva a la villa de Jovellanos como gran jefe de la oposición pasa por su flamante vuelta a la Universidad, donde ya está trabajando desde hace días. ¿Cuánta parte de su vida dedicará entonces al Consistorio el gran jefe de la oposición? Y del último, Jorge Espina, habría preguntarle primero por su antecesor, que manejó 600.000 euros en Cooperación, de los que la mitad está sin justificar; o por su edil actual Francisco Santianes, que pasó los últimos cuatro años montado en coche oficial por mor de su gran tarea pública. ¿Y él? Mucho ruido y pocas nueces. Pobre decisión la de buscarse tamaños aliados; mírese primero lo que tiene en casa sr. Espina. Cómo les gusta salir en la foto, aunque sea para hacer el ridículo.