Sus playeros verde puñeta son la bomba. Su sonrisa tal parece un pasaporte a la eternidad. Pequeñuco, africano, humilde; Haile Gebrselassie comparte nombre y medio apellido con el último emperador etíope (Haile Selassie), un cabronazo considerado ‘el Mesías negro’ por el movimiento rastafari que tuvo a Etiopía bajo su bota entre 1931 y 1974. De sus andanzas da cuenta con su magistral estilo el Príncipe de Asturias Ryszard Kapuscinski, rey de reyes de la crónica viajera, en un libro imprescindible. Pero no nos desviemos del camino. El mejor fondista de la historia llegó ayer a Oviedo con sus playeros verde puñeta y la bondad pintada en el rostro. El Premio Príncipe de los Deportes se acercó a los gaiteros, ante el Reconquista, para saludarlos, tocarlos, incluso casi abrazarlos. Se fotografió con todo el mundo, habló de su continente, de su país, de la pobreza, contra la que lucha con sus éxitos y su propio dinero. “En este mundo, hoy en día, hay muchos problemas. Y esos problemas no están sólo en Grecia o en Estados Unidos. También están en Etiopía. Yo intento ayudar a resolverlos, porque si no somos capaces de esto pasamos a ser parte del problema”, declaró.
Cuando tuvo un rato libre, Gebrselassie se caló un gorro negro y una sudadera (también verde puñeta) y salió a entrenar al Parque de Invierno. No quiere perder la forma este africano de 37 años que empezó a correr de niño para ir a la escuela; diez kilómetros de ida y diez kilómetros de vuelta. Esta tarde, en el Teatro Campoamor, compartirá trono con el director de orquesta Riccardo Muti, tan brillante como altivo y podríamos decir que incluso insoportable. Ambos representan la excelencia, pero podríamos discernir que uno toca para sí mismo mientras el otro corre para los demás, aunque ambas actividades parezcan caracterizadas exactamente por lo contrario. Si Muti es la batuta de 2011, méritos no le faltan, y Leonard Cohen la voz -esa voz que le lleva a decir a Alberto Piquero hoy en EL COMERCIO que “parece tener en el fondo de su garganta las simas abisales del mar”-, Haile Gebrselassie es el alma de estos premios; el mensaje solidario del rey de los maratones de todos los tiempos.