Preciado y Clint Eastwood | Campo y playu - Blogs elcomercio.es >

Blogs

Adrián Ausín

Campo y playu

Preciado y Clint Eastwood

La esposa prepara por primera vez en su vida pote asturiano. Nos disponemos a comer tarde, en buena compañía. Cuando llega la hora del pote, a la primera cucharada, le meten un gol al Sporting; a la segunda, le meten otro. ¿Daremos la tercera? Casi mejor desconectamos internet para comer en paz, sin sobresaltos, porque el pote está coxonudo. Finalizada la comida, en plena sobremesa, vuelvo a mirar: 5-1. ¿Entonces hay que echar a Preciado?, me preguntan. Yo me quedo mudo. He perdido la cuenta de las veces que hubiera echado a Preciado, tras levantarle un monumento en la ciudad. El caso es que este singular hombre siempre se acaba saliendo con la suya. No hay entrenador en España que haga tantas alineaciones diferentes, tantos experimentos, tantos cambios de posición, que carezca por completo de estrategia, que dé tal sensación de caos… Y, sin embargo, en medio del hundimiento, siempre acaba por emerger: coge una pequeña racha positiva (al repetir la alineación más razonable), rema fuerte hasta la orilla y llega a destino: la permanencia. Pero claro, seis años después de empezar esta historia, ¿volveremos a repetirla? ¿o esta vez no?

Las sensaciones ciertamente son horribles. A la falta de solvencia de Preciado se une la de una directiva sumida un año más en el patetismo: nefastos fichajes en verano, nefastas renovaciones (Bilic…), nefasta política de fichajes en invierno (dejan irse a Armenteros al Rayo por 300.000 euros, quieren traer cedido a Adrián por ¡un millón!…) y seguro que ahora, y no antes, se ponen a mirar el mercado de entrenadores a ver qué hay en los escaparates. Mal rollito, vamos. Así que yo, cuando me preguntan si hay que echar a Preciado, me apetece gritar “SÍ”, pero me cayo. He perdido la brújula del Sporting. También me parece que él es poco honesto porque si nos quisiera tanto como dice debería poner su puesto a disposición del club. Dicho esto, prefiero pensar en Clint Eastwood, maestro entre maestros, y bajar dando un paseo a los Cines Centro para ver ‘J. Edgar’, su última película.

Si el Sporting está siendo la cronología de un desastre, ‘J. Edgar’ es la cronología del FBI desde 1924 hasta 1972, casi medio siglo de vida en el que estuvo gobernado con mano de hierro por una misma persona: J. Edgar Hoover. Llegó con 29 años, cuando la institución apenas la conformaban unas máquinas de escribir, unas mesas y unas sillas, y la convirtió en el todopoderoso FBI que es hoy en día. La historia está bien contada. Di Caprio, siempre sólido, lleva todo el peso de la película. Eastwood trata con discreción la relación de Edgar con su ‘número dos’, con quien comía y cenaba todos los días, una relación homosexual que hubiera sido escandalosa en aquellos tiempos, pero que siempre estuvo tapada. La película resulta interesante, pero curiosamente el veterano director la caga, bien cagada, con algo fácil de resolver. La película viaja todo el rato a lo largo de 50 años. Esto obligaría a cambiar los actores para la fase de su vejez. Pero él opta por el maquillaje. Di Caprio está bien caracterizado, pero su ‘amigo’ y la secretaria dan pena y dolor. Parecen salidos de una película de muertos vivientes de tercera división.

Leo luego con extrañeza que el maquillaje ha recibido un premio. Pienso entonces en Preciado y me entran serias dudas de que acabe convirtiéndose en el ‘J. Edgar’ del Sporting. 48 años de Preciado quizás obligarían a verlo en el estadio con bastón y sombrero, e incluso con andador. Para entonces igual habría batido el récord Guinnes al cambiar a catorce jugadores de un partido a otro (los once de campo y los tres cambios) y al clasificar al Sporting para la UEFA después de llegar a la jornada 20 con cero puntos. La estatua de Pelayo tenía ya un bigote blanco y le habrían salido pelos blancos en los güevos viendo sufrir al Sporting. En esto hago una adaptación de la última perla literaria del cántabro, que quizás haya superado aquel incunable ‘Ni antes éramos la última mierda que cagó Pilatos ni ahora somos el Bayern Leverkusen’. En este momento, siento decirlo, nos aproximamos más a Pilatos.

Temas

Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


enero 2012
MTWTFSS
      1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031