Vaya que si podemos. Tres resultados bien conjuntados en la última jornada y estamos en Primera. Quién dijo miedo. Quién dijo no. Llegar vivos al último partido de Liga es suficiente premonición para aspirar a salvar el pellejo in extremis. Anoche se cumplió la primera parte del plan. El ambiente en El Molinón estuvo muy bien calentado por la afición bética, que no paró de cantar: ‘Es de Primera. Sporting es de Primera’ y también ‘Fernández, vete ya’. Repetían, simpáticos ellos, nuestros cánticos. Lo hicieron durante todo el partido, apenas festejaron el gol de su Betis y al final, en el córner de la Tribuna Norte, esquina Este, la afición sportinguista les brindó un caluroso aplauso, por su sal y su complicidad. Grasia, Beti; qué arte tienes mi arma. Sangoy (ese jugador dos años desaprovechado) hizo el resto.
Ahora viene lo más difícil. Ganar en Málaga. Hay que creérselo. Hay que mentalizarse. Morder. Vibrar. Atacar. Comer. Gritar. No vale el comportamiento dubitativo de ayer ni mucho menos el del pasado martes. Hay que salir al campo a comerse la hierba, a dar la vida. Ese es el único camino del éxito. Yo devolvería a Lora al puesto de defensa derecho y sacaría a Rivera y Cases en el equipo titular. Ese es nuestro mejor once. También mantendría a Alex en la izquierda; será nuestro defensa izquierdo el próximo año. Con esos mimbres, o con otros, hay que ganar en Málaga. Lo primero es creérselo. El resto lo dejamos en manos del Granada; no dudo de su victoria ni un instante; y del Getafe, que quizá necesite una ‘inyección’ de estímulo de hasta cuatro ciudades diferentes, las implicadas en esta carambola final.
La última jornada siempre ha sido la de las grandes carambolas. Pasa cada poco. Hace dos años el Betis precisamente descendió en la última jornada tras un plácido año como el que ha vivido el Rayo, hasta que se lesionó Javi Fuego, el mejor recuperador de balones de la Liga, y cayó en picado. Seis derrotas consecutivas acumula. Y el próximo domingo caerá la séptima. Lo del Zaragoza también vale ya. El año pasado se salvó en la última jornada sin merecerlo. Éste, al pozo. Nadie tiene un campo tan bonito como el nuestro, ni mejor equipo, ni una afición más bravucona, ni tantas ganas, ni un entrenador tan gallu. Vamos Sporting. Solo es cuestión de creerlo, de sentirlo, de respirarlo.