Ya tenemos tipo duro. Ya tenemos al hombre. Ya semos un equipo con cojones, con mando en plaza, con timón, con decisión. Ha llegado sin hacer ruido, sin aspavientos. Pero ya marca diferencias. El Sporting entrenó ayer por la mañana y cuando todos se fueron a la ducha, él siguió corriendo, desgastando bíceps por las alfombras de Mareo, marcando un trote lento, seguro, el propio de un robocop al que nada asusta. Está entre nosotros el fíu de Tommy Lee Jones y apenas nos hemos enterado, tal es nuestro estado colectivo de desánimo. Es Tommy Lee Casquero; o Francisco Javier Lee Jones; o simplemente Casquero, el veterano de casi 37 años que va a jugar con diez tíos a cuestas y aún le sobrarán arrestos para entrenar un poco por el campo del Alcorcón cuando termine el partido.
Su padre, tiempo atrás, le enseñó a perseguir fugitivos, inocentes o culpables, daba igual, hasta dar con ellos; a disparar a la portería contraria sin preguntar; a no negociar nunca con el rival; a doblegar defensas, deshilachar redes; despedazar cristianos; y marcharse a casa a dormir sin rechistar; sin ducharse; sin cambiar el ritmo de la respiración. Señoras y señores sportinguistas, ha llegado Tommy Lee Casquero y no nos hemos siquiera enterado. Él, que dobla la edad de Borja; él, que mastica chatarra para desayunar; él, habituado a jugar en campos sin ley; él y sólo él y nada más que él dará a nuestros hombres la dirección necesaria, el aplomo y la puntería con los que empezaremos a conquistar victorias.
Sportinguistas, dejémonos de orfileces, la senda del triunfo la marcará a partir de hoy nuestro pistolero. Él sabrá perforar al rival, guardar las pistolas y mirar al árbitro con esa cara asesina que deja todo dicho sin decir nada. Casquero, bienvenido a Tijuana. El Molinón te saluda. La Iglesiona te bendice. La Escalerona se doblega. Tráete a Nagore, Higinio y Movilla. Rejuvenece a Espinosa. Convence a Caparrós. Háblale al oído a Matabuena. Llama a Materazzi, a Simeone y a Hugo Sánchez. Desayunar todos juntos clavos, tuercas y ferralla; y hacer del Sporting un equipo de acero; que ye lo que vale en Segunda; empezar los partidos soltando unas docenas de lapos, saltar al campo con un pitillo apagado y hacer que los rivales se caguen por los pantalones con solo miraros.
Sportinguistas, el cambio tranquilo ha llegado. Ha venido Tommy Lee Casquero. Y no negocia.