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Adrián Ausín

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Mal de altura

El 10 de mayo de 1996 ocho montañeros murieron cuando subían, o más bien bajaban, el Everest. Coronar la cima del mundo, estar unos minutos a 8.848 metros, se había convertido ya por aquel entonces, además de una gesta deportiva, en un negocio comercial. Tibet y Nepal cobraban una pasta gansa por subir, mientras algunos expertos en escalada habían montado ‘negocios’ para garantizar la subida a gente con mucho dinero y no tantos conocimientos como debieran. De todo ello iba a escribir el norteamericano Jon Krakauer, enviado precisamente a aquella expedición por la revista ‘Outside’. Tras la tragedia, realizó su reportaje para la publicación y, un año después, sacó a la luz ‘Mal de altura’, un libro donde cuenta en primera persona su visión de aquellos hechos que lleva cuatro millones de ejemplares vendidos. Pero la polémica estalló enseguida. Su versión fue rebatida por la de un guía superviviente, al que no dejó muy bien parado, y éste inspiró un libro ‘de réplica’ de otro escritor titulado ‘Everest 1996 (The climb)’. Ambos llegarían a discutir a gritos en una conferencia pública poco después de la tragedia. Pero un alud en el Annapurna segaría unos meses más tarde la vida del guía, llamado Anatoly Boukreev, lo que daría lugar a su vez a otro apasionado libro de su compañero de escalada, que sobrevivió milagrosamente tras rodar 800 metros por la nieve.

¿Qué pasó en el Everest? En ‘Mal de altura’ se cuenta con pelos y señales cómo se afronta la empresa de escalar el ochomil más alto de la Tierra, cómo son los pasos previos, cómo se van cubriendo etapas, cómo se adpata el cuerpo humano a la altitud, cómo se sufre hasta la extenuación, los peligros de edemas pulmonares, infartos, congelaciones…. Se trata de un completísimo reportaje sobre metodología que deja, la verdad, pocas ganas de meterte en semejante lío. Luego están los hechos concretos de aquella expedición, el cambio repentino del tiempo y la tormenta que se llevó por delante a ocho escaladores. ¿Falló algo además de la tormenta? En el libro parece quedar claro que sí. La expedición comercial de Karakauer tuvo la ‘desgracia’ de coincidir con otra y en esa piquilla generada entre los dos empresarios/guías estuvo el germen de la tragedia. Si Rob Hall, el guía de Krakauer, un tipo riguroso y metódico, advirtió por activa y por pasiva a su grupo que quien no hubiera hecho cima a las 13 horas debía iniciar el regreso, no se explica en modo alguno que incumpliese luego esta norma sagrada con una holgura tan grande que pusiera en peligro la vida de toda la expedición. Si no hubiera estado allí su ‘rival’ Scott Fisher quizá no se hubiera salido de su propia norma. Pero si una expedición coronaba y la otra no, una empresa se llevaría la fama y la otra la lana. Ahí, sencillamente ahí, quizá estuviera el quid del problema. Y sobre ese núcleo de la trama están otros mil aspectos colaterales como el exceso de confianza de Hall, que nunca había fracasado con sus grupos, la falta de preparación de algunos de sus expedicionarios, o la dificultad de razonar a 8.000 metros cuando la cabeza te da vueltas y te has quedado sin oxígeno.

‘Mal de altura’ es un tratado de supervivencia, una historia trepidante, una clase magistral para no ir más allá de donde dicta el sentido común. ¿Merece la pena jugarse la vida por llegar a la cima de un monte? Diría que rotundamente no. A baja altura, a media altura hay montaña para rato. Sería incluso bonito que el ser humano dijera: ahí no vamos, esos montes los dejamos vírgenes. Pero todo lo queremos tocar y manosear, nuestra ambición no tiene límites, nuestro deseo de conquista lo puede todo. Y si la curiosidad mató al gato, al hombre ni te cuento. El reto del Everest es, por supuesto, fascinante. Pero la montaña de basura que deja en su camino, los cadáveres congelados en las simas (casi doscientos), las mutilaciones y las secuelas psicológicas creo que son un peaje desmesurado. El verdadero mal de altura es el que tiene el hombre en su cabeza dura.

Temas

Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


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