En el firmamento, millones de estrellas. Y entre ellas, David Bowie. Si alguien se había olvidado de David Robert Jones (Brixton, 1947), si alguien pensaba que ese disco con el que ha resucitado tímidamente ha sido poco más que un señuelo para volver a sentirse musicalmente vivo, un astronauta canadiense se ha encargado de recordar al mundo entero la canción uno del disco uno de David Bowie tras aquel cabaretero ‘Rey del Gay Power’. Antes de poner fin a cinco meses de ingravidez en la Estación Espacial Internacional, Chris Hadfield lanzó al Planeta Azul, el pasado domingo, su particular versión de ‘Space Oddity’, ese tema en el que Bowie, allá por 1969, empezaba a hablarnos de una expedición al espacio con aquel “Ground Control to Major Tom”.
¿Y qué ha pasado? Pues sencillamente que se ha armado la de dios. ¿Y por qué? Pues quizá porque nunca habíamos visto a un astronauta cantando, porque el tema es maravilloso, porque encaja como un guante con el ámbito donde se canta, una estación espacial, y, finalmente, porque su intérprete lo hace extraordinariamente bien, además de tener cara de majo y de hacernos una visita panorámica por los vericuetos de la nave mientras va soltando estrofas con esa cara tan seria, tan natural, sin mover apenas ese hogareño bigote que se gasta.
¿Y Bowie? ¿Qué pensará? Pues seguramente la versión del astronauta le ha pillado en casa, en bata y zapatillas, curioseando en internet, mientras Iman le hace unos huevos fritos con bacon para desayunar y la fía se eterniza en el baño. ¿Se sorprenderá de que se hable más de Chris Hadfield que del verdadero padre de la canción? Quizá se haya sentido simplemente viejo. Habrá echado cuentas de que han pasado 44 años desde que lanzó al espacio a su Major Tom. De los 22 trasgresores de entonces a los 66 reposados de ahora. Y le habrá dado un poco de mal rollito. En su primer gran éxito musical, Bowie nos hablaba de una avería que impediría el retorno a la Tierra de su protagonista. Se lo cargaba sin piedad. Sin embargo, en el cielo no parece haber nada imposible y, casi medio siglo después, acaba de aterrizar en Kazajistán un astronauta de carne y hueso para traerle a David Bowie, sano y salvo, a su Major Tom con una repercusión mundial impensable hace apenas 72 horas. Bébete el zumo, rey de reyes; recréate en el perfil de tu esposa mientras te bate los huevos con bacon y dale un beso a Alexandria Zahra Jones en la frente cuando salga para el colegio. Que todo está, de nuevo, bajo control.