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Adrián Ausín

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Arañas contra hormigas

En el mundo animal hay una jerarquía elemental. El fuerte se come al débil. El grande se come al chico. El hábil se lleva el gato al agua frente al torpe. Así de fácil. Lo vemos muy claro con los bichos, aunque en realidad el bicho peor de todos somos nosotros mismos. Ahora vamos con un caso práctico. Vas a la parte trasera de tu microvivienda rural, donde hay un par de bombonas de butano y un calentador en una estructura protegida por un tejadillo y te encuentras una invasión absoluta de hormigas, cientos de hormigas subiendo por una madera vertical que hace las funciones de embellecedor. Contemplas la invasión y decides a la carrera atacarla por tierra, mar y aire. Lo primero, tras una rápida búsqueda, es lanzarles el chorro de lejía que le resta a una botella.

El primer ataque da frutos, las bajas en el ejército enemigo son abundantes. Pero la vida microanimal sigue presente en tu área energética. Así que piensas rápido, pues ya te ibas, hasta que alumbras una rápida idea. Si en los aeropuertos sueltan halcones para ahuyentar las bandadas de pájaros que puedan meterse en los motores de los aviones, si los gatos tienen a raya a los ratones en las casas de campo, ¿con qué frenar a varios cientos de hormigas? Se te ocurre rápidamente recurrir al mundo de las arañas. Nunca has visto a arañas comerse hormigas pero necesariamente estas últimas han de tener respetillo a una señora araña con su tela bien desplegada. Así que vas al cuarto de la sidra y ¡zas! coges una, dos, tres, cuatro arañas con rapidez (abundan en este rincón) y las sueltas a media altura de tu área energética, entre las bombonas de butano y el calentador. Las dejas ahí instaladas y te vas a la carrera, pues es la hora de comer.

Dos días después vuelves al prao. Refrescas en tu mente el incidente con las hormigas y vas directo a la zona de fuego. Ves en ella dos o tres telas de araña de nuevo cuño y, tachán tachán, cero hormigas. De varios cientos a cero. Así que concluyes que, tras el invento de la motosierra, el rotovátor y el chigre de pared; el tuyo merece un lugar privilegiado en las guías de consejos prácticos para el campo, en el capítulo de ‘Cómo acabar con un hormiguero doméstico’. Tras esta insigne aportación a la lucha contra los insectos tocapelotas, decides trabajar en una nueva contribución a la Hispanidad: buscarás un cantante sidreru (o quizá basten unas pegas voluntariosas) que mejore la posición del Sueño de Morfeo en Eurovisión. El éxito está asegurado.

Temas

Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


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