Hay noches afortunadas. Quitarte de enmedio a tus dos máximos rivales en apenas 15 minutos sin moverte del sofá es una auténtica gesta, máxime si éstos son Brad Pitt y Jude Law, príncipes azules de la tu muyer. Anoche conseguí eliminarlos de un plumazo, favorecido quizá por la espectacular Luna Llena que relucía sobre Gijón cuando girabas la vista del televisor a la ventana. En Antena 3 ponían por enésima vez ‘Cold Mountain’, con Jude Law en unos amoríos imposibles con Nicole Kidman; mientras en la TPA echaban ‘Leyendas de pasión’, donde una nenona llamada Bad Pitt tampoco lograba llevar a buen puerto sus amoríos. Cada vez que te ponían eso de ‘Volvemos en 7 minutos’ cambiabas de una a la otra; ambas películas, por cierto, con una gran conexión entre ellas: grandes actores, gran paisaje, tragedias del corazón y demasiados violines de fondo.
Entre zapeo y zapeo llega el desenlace de Cold Mountain, después de que Brad Pitt, el marido de Angelina, esi que dicen que estuvo en Avilés de paseo (la esposa recela de que fuera el auténtico), perdiera a su bonita india en un asalto en la carretera. En la escena final, tras decirte el clásico narrador hortera que pasó su vida en las montañas, ves a un oso como un campanu dar cuenta de un Brad Pitt ya metido en años. “Tuvo una digna muerte”, dice la voz en off; a la que tú apostillas a la muyer: “Uno menos”. Ella replica: “Envidia”, mientras por lo bajini echa una lagrimina por el triste desenlace de la película. Pasas entonces a Antena 3 y llega el final de ‘Cold Mountain’. El Jodío Law y el malo intercambian dos disparos mortales. La escena ciertamente está lograda cuando Nicole Kidman corre hacia el su home gritando desesperada y él fallece en sus brazos. Mientras la esposa echa la segunda lagrimina por la segunda tragedia en cuestión de minutos, tú sentencias: “Otro menos”. Y cuando constatas su disgusto, le preguntas: “Pero, ¿qué te pasa? Si estoy bien”, para que se dé cuenta que eso de carne y hueso que tiene al lado (yo) es lo real, mientras el Pitt y el Law, la neñona llarga y la neñona corta, son dos entelequias de la gran pantalla. Ella ríe, pero, no sé por qué, me temo que no la convenzo del todo.
Cargarte en 15 minutos a Brad Pitt y Jude Law es una gesta difícil de volver a lograr por muchas noches de sofá que le dedique al asunto. Así que anoche me fui a la cama como un auténtico héroe, más ancho que pancho, tras una danza india conmemorativa en mitad del salón festejando la proeza de haber cortado semejantes cabelleras sin despeinarme. Es lo que tiene cruzarte en tu camino con un playu auténtico, forasteros.
PD.-Hago constar, por mor de mi caballerosidad, que no hago sangre en la creciente alopecia de Law (el hombre se estropea por momentos, vaya) ni en la realidad oculta de que las patucas de Pitt son dos alambres, de ahí que en ‘Troya’ hayan sido dobladas por las mías.