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Adrián Ausín

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'Nutria' (el nuevo filme de Spielberg)

EL COMERCIO ha descubierto a Steven Spielberg apostado en una rama de Isabel la Católica. Tras el trepidante éxito de ‘Tiburón’, la posterior rivalidad de ‘Piraña’ y su terrorífico ‘Jurasic Park’, el laureado director de cine ha puesto sus ojos en Gijón para volver a aterrorizar al mundo entero. Según reveló a un intrépido periodista, proyecta rodar: ‘Nutria’. Así. A secas. ‘Otter’, en inglés. Spielberg se confesó, en declaraciones exclusivas al decano, un ávido lector de EL COMERCIO y fiel seguidor del Sporting. Todo empezó, recuerda, al tener noticia del pasado asturiano de Jessica Lange, cuando veraneaba en Colunga y venía a cenar a Gijón; así como de las temporadas que pasó John Mayall en Salinas en los años 60, de las que informó recientemente La Voz de Avilés; a lo que se sumaron los continuos halagos de Woody Allen a nuestra tierra. Spielberg, que las caza al vuelo, se dio cuenta entonces del enorme potencial de Asturias y empezó a seguir con interés nuestra actualidad a través de elcomerciodigital, hasta dar con la noticia de las nutrias aparecidas en el parque Isabel la Católica y los estragos que estaban causando en la población aviar. Los ojos se le pusieron como platos. “Its a fantastic story”, proclamó.

Amante de la aventura, el director de ‘ET’ descartó rápidamente el vuelo en avión al comprobar las dificultades de enlazar con nuestro aeropuerto. Se hizo un Los Ángeles-Nueva York en su Harley Davidson, alquiló un barco pesquero como el de ‘Tiburón’ y puso rumbo directamente al río Piles cogiendo a mitad del Atlántico una de las olonas de las que tanto ha oído hablar en el periódico. En su fábula, avanzó al decano pocas horas después de atracar junto al Kilometrín, habrá una vinculación entre las olas gigantes que aterrorizaron Gijón en el arranque de 2014 y la llegada de voraces nutrias a la ciudad. Una posibilidad, revela, sería la llegada de los mustélidos en pequeñas tablas de surf que habrían entrado directas al Piles con la olona que casi se lleva por delante El Molinón. Según esta línea argumental, las nutrias procederían de una remota isla del Océano Atlántico, donde Estados Unidos habría desarrollado un experimento científico fallido que derivó en unos seres voraces, de fuerza descomunal, que empezarían comiéndose patos, cisnes y gaviotas; para pasar luego al género humano tras adquirir enormes dimensiones.

Cuando EL COMERCIO sorprende a Spielberg en la rama de un aliso, a orillas del gran estanque, es noche cerrada, momento en que Steven aprovecha el anonimato para dejar su barca e instalarse en el parque disfrazado de búho. Solo que al multimillonario director se le ha caído la gorra de los Lakers cuando el curioso periodista local merodeaba el lugar para intentar avistar a las voraces nutrias del Piles. Gentil, el gacetillero se sube también a la rama, con su pelaje de cárabo, e inicia una conversación de cárabo a búho en la que enseguida las cartas se ponen sobre la mesa. Con un “vas decime tú a mí que no yes Spielberg” desenmascara al afamado visitante del parque, que alcanza rápido un pacto de aves rapaces para dar la exclusiva a EL COMERCIO cuando haya finalizado ya su trabajo de campo. Así se hace. Búho y cárabo conversan animadamente sobre el Sporting, las olonas del Muro y la sidra cuando suena un chapoteo, se oye un grito ahogado y salta a la orilla el cuerpo mutilado de un cisne. “Oh, my God!”, clama el director.

Tras cinco noches de avistamientos, mutilaciones, desgarros, gritos; en las que las nutrias adquirieron ya un tamaño considerable, el búho yanqui y el cárabo gijonés se despiden con lágrimas en los ojos. Entre las sangrientas imágenes vividas a unos metros del histórico Molinón ha surgido la amistad. Steven invita a su confidente a pasarse unos días en Los Ángeles para asisitir a los preparativos del rodaje. Una parte se hará en estudio y otra, in situ, en Isabel la Católica. Ha de ser rápido, advierte, pues las nutrias pueden adquirir un tamaño tal que haga peligrosas las escenas en el agua. Ha pensado en McGregor y Watts, pues le pareció que hacían buena pareja en ‘Lo imposible’. El periodista logra con facilidad un papel en el filme, además de ofrecerse a mediar con la alcaldesa para obtener con rapidez los permisos. Todo está concebido en la prodigiosa mente de Steven Spielberg cuando su discreta embarcación pesquera apovecha la pleamar de la noche para dejar el Piles y aguardar, en mitad de la bahía de San Lorenzo, el retorno de una olona que impulse su viaje de regreso a casa. El cárabo se apoya en un trozo de barandilla del Muro, uno de los que quedan en pie, para despedir a don búho en el anonimato de la noche. El pesquero hace sonar dos veces su sirena y se pierde entre las olas del Cantábrico.

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Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


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