(El río Lot 1)
Camino del río Lot se impone una parada. De Gijón a Fuenterrabía hay 3.40 horas. De Irún a Luzech, otras 5. Reservas noche en un caserío vasco, en mitad del monte llamado Iketxe. Te recibe Patxi, un hombre menudo de barba blanca muy afeminado en sus formas y tremendamente simpático. Patxi te cuenta su vida al instante mientras te muestra un mirador maravilloso y una amplia habitación. Tiene 64 años, va por su segundo matrimonio y la víspera casó a su única hija, a quien ha regalado un viaje a Tailandia. Él se puso corbata por primera vez en su vida, un traje italiano monísimo y una camisa blanca impresionante. “Estaba de guapo…”, te dice mientras guiña un ojo. Y apostilla: “Era el más guapo de la boda”.
Dudas si preguntar al simpático Patxi si la hija se casó con un sevillano, pues ya se sabe que la realidad supera con creces a la ficción cinematográfica. Optas por callarte. Al salir a picar algo para cenar aparece la hija de Patxi. La pareja astur la felicita. Ella y el padre intercambian complicidades. Están felices, pues la boda fue un éxito. Y Patxi se vio guapo de traje. No lo para de decir mientras te muestra un atajo por su finca camino de Fuenterrabía, primero entre bambús, luego junto a un riachuelo donde se refugian patos salvajes.
Tras un paseo litoral y un rico picoteo (gildas, croquetas de bacalao, tapa de foie, rabas), emprendes el regreso monte arriba. Un trueno amenaza el paseo. Justo cuando llegas a la puerta de Iketxe empieza a descargar con fuerza. Por pelos. En el desayuno, Patxi continúa su actuación. Bromea con unos clientes a los que acusa en voz alta de haberle mangado un jarrón en su última visita y con otros, que no les puede dar embutido porque han venido con sobrepeso (la mujer, oronda, no pone buena cara ante la broma). Con los astures anda también juguetón. Tienes unos rasgos exóticos, le suelta a la esposa. Luego lanza una proclama en favor del tipo fino. Si un día me paso, como en la boda, al siguiente estoy con fruta y verduras. Describe los barrigones de sus amigos y destaca que
es el único sin curva de la felicidad.
Adiós Patxi, un placer conocer a gente como tú que alegra la vida a cuantos le rodean. Los gruñones mejor están en la rama de un árbol. Es lunes, 23 de junio de 2014. Hay buena temperatura y mejor ánimo. Arrancas el coche rumbo a tu aventura fluvial en un río francés. En unas horas, sin ninguna experiencia previa, estarás navegando al timón de una gabarra de once metros. La aventura promete. Así que te adentras en Francia con tu mejor sonrisa.