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Adrián Ausín

Campo y playu

Mata Hari en Gijón

Qué no habrá pasado en este Gijón. Desde los cilúrnigos hasta los playos, este rincón del Cantábrico ha sido testigo del paso de un sinfín de famosos: reyes, cantantes, actores y, también, espías. En 2016, pasado mañana como quien dice, se cumplirán cien años del desembarco en El Musel de una mujer llamada Margaretha Geertruida Zelle. Dicho así no suena mucho. Pero si referimos su nombre de guerra, Mata Hari, caeremos de la burra enseguida. Sí, Mata Hari, esa mujer nacida en Leeuwarden (Holanda) en 1876 y que sería captada, en plena Primera Guerra Mundial, como espía por Alemania tras hacerse amante de Wilhelm Canaris. Esto sucedió en Madrid, donde Mata Hari actuaba como bailarina, hacía streapteases y se labró una buena fama por sus artes amatorias. Decían de ella que dominaba a la perfección la técnica conocida como ‘presa de Cleopatra’, consistente en un dominio absoluto del músculo vaginal que cautivaba a los hombres. Ahí cayó Canaris, responsable del secreto abastecimiento de los submarinos alemanes en los puertos españoles, quien enseguida vio la oportunidad de utilizar a su amante para sonsacar información a los altos cargos del enemigo, en especial franceses. La famosa Mata Hari, hija de holandés y javesa, se instaló en París, actuó en el Moulin Rouge y comenzó a trabajar para Alemania.

Sin embargo, sus periódicos viajes a Colonia enseguida despertaron sospechas. En una ocasión, avanzado 1916, cuando la diva contaba 40 años, un contacto en una aduana le advirtió de que no se bajase del barco. Iban a detenerla. Siga hacia España, le indicó. Y así fue como Mata Hari desembarcó en El Musel, pasó unas horas en Gijón y tomó el tren a Madrid. No hay fecha exacta documentada. Pero sí referencias escritas. La última, la del escritor andaluz Juan Eslava Galán, quien dedica un capítulo a la diva en su última obra: ‘La Primera Guerra Mundial contada para escépticos’. Ahí refiere la escala gijonesa. Más atrás en el tiempo, Luis Miguel Piñera, en ‘Gijón: misses, muertos, raros y otras historias’ alude también brevemente al episodio: “Margarita Zella, la famosa espía holandesa conocida como Mata-Hari, recaló en Gijón en el año 1916; llegó al puerto de El Musel y tras unas pocas horas salió por tren hacia Madrid. Unos meses después, ya en 1917, es apresada en Francia y (condenada por traición, espionaje y colaboración con el enemigo) fusilada el 2 de febrero en los fosos de Vincennes”.

¿Qué hizo esas horas Mata Hari en Gijón? ¿Dónde comió y durmió? ¿Con qué gijoneses habló? ¿De qué? Son las pregunas que se hace Piñera (y nos hacemos todos) en la publicación. Alguno ha elucubrado ya las respuestas. Un blogero autóctono, Miner, apunta que la exótica espía tomó sidra en El Fugitivo, hizo el saque de honor de un Sporting-Real Madrid que acabó 5-0 y se fue. De la gesta sportinguista derivó el piropo de Mata-Gigantes para nuestro equipo. De su paso por la ciudad, se le dedicó la calle Mata-Jove. Y uno podría añadir, siguiendo la estela irónica de Miner, que se hizo un Mata-sellos conmemorativo, se inventó el Mata-moscas en el mismísimo Gijón y El Fugitivo inmortalizó la simpar visita creando la morcilla Mata-chana, con la que se habrían forrado ya varias generaciones de chigreros. Pero todo son leyendas urbanas. No nos quedan testimonios orales de hace 98 años, ni fotos, ni siquiera un pañuelo caído con aromas parisinos en las dársenas de El Musel.

Debemos creer a Piñera. Debemos creer a Eslava Galán, quien tomó el dato de la obra ‘Historia y vida’, de Dominique Pastor Petit, considerado “el máximo especialista español en espionaje”, según te cuenta el propio Galán tras tomar contacto con él. Y debemos fabular. Si la vida de la espía holandesa fue de película, ¿qué hay de malo en certificar una breve escena de la misma entre El Musel y la estación del Norte? ¿Comió Mata Hari en Gijón? ¿Fue al servicio? ¿Tiró un kleenex a la papelera? ¿Durmió en el Hotel Asturias en la misma habitación de Chanquete antes de que nacieran Chanquete y Garci y se rodase ‘Volver a empezar’? ¿Aprendió a escanciar? Preguntas sin respuesta.

La única certeza es que pocos meses después de llegar

a Madrid, sus ‘jefes’ alemanes la enviaron a una nueva misión a Francia pese al peligro latente. La detuvieron nada más entrar en el país. Y la fusilaron el 15 de octubre de 1917. Cuenta la leyenda que Mata Hari tiró un beso a su pelotón de fusilamiento creando tal confusión en los soldados que solo cuatro de los doce que lo componían dieron en el blanco. Suficiente, no obstante, para poner fin a una apasionante vida que escribió un breve capítulo en este Gijón de película. Pero si misteriosa fue su vida, el mismo halo la ha seguido tras su muerte. Su cuerpo fue donado a la medicina y su cabeza se exhibió embalsamada en el Museo del Crimen de París. Hasta que en 1958 fue robada y nadie más supo de ella. ¿Sería un emigrante asturiano el autor del robo? ¿Alguien que la conoció en el barco camino de El Musel? ¿Se ocultará la cabeza de Mata Hari en algún casoplón gijonés? Tenemos aún mucho espionaje pendiente.

 

 

 

 

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Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


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