El grito del padre Bernardo | Campo y playu - Blogs elcomercio.es >

Blogs

Adrián Ausín

Campo y playu

El grito del padre Bernardo

En la Escalerona dice un propio: “Ya despedí les boyes” (se supone que hizo la última brazada hasta ellas antes de que las quitaran). Unos metros, mar adentro, una muyerona te pregunta: “Oye chaval, ¿hay pozos?”. Hacia San Pedro, frente a la Antigua Pescadería, las bajamares dejan a la vista las burbujas del acuífero que te traga hasta el traje de baño, donde sigue habiendo ambiente a diario. Los perros acaban de bajar a la arena. Desde el miércoles, 1 de octubre, tienen derecho. Galopan por la orilla como si les fuera la vida en ello, mientras sus dueños pronuncian esos nombres simpáticos, ocurrentes o, como en el caso de tu amigo Roberto, tremendamente cursis. A quién se le ocurre llamar a un perro Alicia. Debería multarlo la Policía Local. El caso es que, como en 2013, octubre parece agosto. O más bien lo mejora. Con 21, 22 o 23 grados y, lo más importante, sin viento, te bañas y te paseas con mucho más disfrute que en el dichoso agosto, cuando un día de sol radiante lleva siempre apareado un Nordestazo tremendo. Los habituales de la playa lo sabemos y ahí estamos, un día sí y otro también, felicísimos por este regalo que prolonga el de septiembre.

En este paraíso otoñal, en pleno paseo por la orilla, tienes una aparición. Se aproxima un venerable cura con cachaba y pantalón remangado. Reconoces en él al padre Bernardo, profesor de religión en el Codema hace cosa de 35 años. Entonces te parecía viejo. Ahora debería tener un siglo. Pero quizá hubiera un error de cálculo infantil. Desandas el camino con rapidez, te sientas en la arena y lo fotografías. No se entera. Tú aún recuerdas aquel pavoroso grito del padre Bernardo, que dejó a toda la clase aterrorizada. Nos remontamos a 1978 o 1979. Al padre Bernardo le da por hablar del divorcio. Y dice: “Porque claro lo que dios une lo puede separar el hombre si ese matrimonio no va bien, ¿verdad?”. La clase, extrañada, asiente. Entonces se produce un huracán, un tornado, un imprevisto maremoto. “Pues eso… ¡¡¡noooooooo!!!”, grita desgañitado el padre Bernardo, con las gafas desencajadas y la boca abierta. Aquellos tiernos infantes de entonces quedamos ateridos.

En otra clase, la de tu big broder, hizo algo parecido. “Decidme en confianza si alguno de vuestros padres no va a misa. Venga que levante el dedo aquel cuyos padres no vayan a misa los domingos”. Ay, De la Peña. Pero cómo se te ocurre levantar el dedo hombre. El chorreo fue de escándalo. Le llamó de todo menos guapo y acabó gritando: “Si tus padres no van a misa, entonces.. ¿qué haces tú aquíííí?”. En esta ocasión, llevaba razón el padre Bernardo, pero qué culpa tenía el pobre De la Peña, humillado ante sus 40 compañeros de clase. Aquellos gritos catolicistas del padre Bernardo, que hacían temblar los cimientos del Codema, unidos a algún que otro tortazo a mano abierta, tuvieron una pequeña venganza al concluir una de aquellas misas que te daban, una vez por semana, en la hora de religión. Acabó de beber el vino, en lo que te pareció un trago demasiado largo, y remachaste la ingesta con un escueto, pero sonoro, “chapeau”, como si hubiera sido pronunciado por él mismo. Risas ahogadas y mirada terrorífica del señor cura. Tensión que no pasó a mayores ante la dificultad de cazar al pecador.

Con la perspectiva de los años, todo aquello resulta anecdótico. Hoy, con la tortilla vuelta del revés, serían inconcebibles aquellos gritos huracanados, aquellas humillaciones públicas o los sonoros tortazos a mano abierta. Vistos desde la orilla de San Lorenzo, con la amplitud de miras que otorgan estos tropicales días de octubre en Gijón, indultas al venerable padre Bernardo, a quien pones, sin embargo, como simbólica penitencia rezar tres avemarías y un padrenuestro. Es palabra de Ausín. Te alabamos. Óyenos.

Temas

Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


octubre 2014
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031