Miras por la ventana el suelo mojado y el cielo negro. Apesta a invierno. En este desasosegante contexto meteorológico, el Festival Internacional de Cine de Gijón es toda una bendición. En cuatro días has logrado ver cinco películas. Ayer fue sobredosis: una por la mañana, una por la tarde y, al llegar a casa, los dos capítulos pendientes de Carlos Emperador. O sea, unas seis horas de cine y serie rematadas, vergüenza da decirlo, con una lagrimuca cuando se muere la reina Isabel. Tal es el desgarro del marido, tal su grito, tal tu implicación con Carlos I o V tras ocho entregas sobre el mismo en EL COMERCIO que no has podido evitar implicarte. Has intentando contenerte, oculto tras las gafas, en la penumbra del salón, pero al final te venció la emoción en esta grandísima serie que, terrible decirlo, se suspende por falta de audiencia cuando por una vez habían echado el resto en vestuario, actores y exteriores, con un guión apasionante (debería) para todo aquel que tenga dni español. Pero quizá prefiramos los reality, o sea, la basura pura y dura. Asín semos.
Del FICX regresas hoy echo unos zorros, pues cuando sales de The Ardennes tienes aún metido el miedo en el cuerpo. De hecho, si ves al protagonista por la calle (quizá ande por Gijón) no dudarás en salir corriendo en dirección contraria. Esta película belga es droga dura. Intensa, creciente, atemorizante, con un desenlace brutal. El tipo que sale de la cárcel en el minuto uno da tal miedo que no te quieres meter en la piel de su hermano, el cual no ve la manera de decirle que sale con quien
era su novia cuatro años atrás, cuando entró al talego. Normal. La cosa va a más, a más y el desenlace no es apto para cardiacos. Un poco a lo Tarantino. Cuando sales del cine vas rápido a la Escalerona a coger aire. ¿Ha merecido la pena el mal rato? Sí. Pues la película es tremendamente buena. Pero en apenas 93 minutos crees haber envejecido. Empezar la mañana así no deja el estómago apto para el vermú. ¿Será ganadora? Igual. Desde luego, candidata. Esta quinta película del FICX empalma en dramatismo con la cuarta: Zurich. Una mujer en la carretera, de camión en camión, te hace pensar en una vagabunda. Luego alquila un coche, luego tiene dinero. Más tarde acude al lugar donde se mató su marido días atrás. Ah! Luego se lía con un camionero e inicia un romance fugaz. Y entonces acaba la segunda parte (por la que empieza) y da comienzo la primera, donde te muestran el origen de todo. Holandesa/alemana/belga, triste y dura de principio a fin. Desasosegante. Pero bien fabricada. Dice tu madre, copiando a otra, que solo quiere ver en el cine ‘amor y lujo’. Tú ves de todo, pero hay veces que sales hundido, miras al cielo gijonés y te hundes más todavía.
Menos mal que ayer el día arrancó con ‘The diary of a teenage girl’, pura frescura, transgresión y diversión. En la California de los años 70, en pleno ambiente de sexo, drogas y rock n roll, una adolescente de 15 años echa su primer casquete… ¡con el novio de la madre! Esto claro está crea un embrollo de difícil resolución, al tiempo que abre a la protagonista, fea simpática, a mil experiencias primero con el sexo opuesto y luego con el propio. Grandes actores, entretenido argumento y un singular aderezo del mundo del cómic, la otra gran pasión de la prota, que por momentos se entremezcla con la realidad. Una bocanada de aire fresco esta ópera prima de una directora norteamericana llamada Marielle Heller. En ‘Aferim!’ verás, en blanco y negro, la Rumanía rural de mediados del siglo XIX, a través de los ojos de un alguacil y su hijo, quienes persiguen a un gitano huido tras acostarse con la mujer de un señor feudal. Interesante. Y en ‘Umrika’, cómo los jóvenes de un pueblo indio sueñan con América y las ilusiones generadas por la marcha de uno de ellos a probar fortuna. Sus cartas serán el mayor entretenimiento hasta que el hermano menor del viajero parta en su busca. Quien desee buenas críticas de cine del FICX no tiene más que saltar al blog Historias del Celuloide de Gabriel Menéndez, con quien muchas veces discrepas pero tú como mero aficionado mientras él, ciertamente, puede hablar como experto. Mientras encargas tu ‘gafapasta’ y vas dejando una perilla madeinFicx, te limitas a sentarte en los Cines Centro y dejarte llevar, como una esponja, por todo aquello que te quieran contar. A veces lloras de risa; a veces de miedo. Pero, ¿habrá algo mejor que meterse en el cine en estos tremendos días de noviembre que más parecen noches? El exterior parece el Averno. Dentro hay un imprevisible cóctel de emociones.