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Adrián Ausín

Campo y playu

Un lago azul en mitad del desierto

(Quince días en Utah 8)

La decepción de Antelope Canyon es la única del viaje, el único momento en que la expectativa defrauda debido al exceso de mercadeo y la deficiente luz. Pero Page tiene más encantos con su singular ubicación, encaramado en un promontorio desde donde se divisa el lago Powell. El marco impone. Tierra marrón y agua azul, un embalse alimentado, ahí es nada, por el río Colorado. En el lago Powell,  creado en 1963, bien podría aterrizar la nave del ‘Planeta de los Simios’ y por el árido paisaje que le rodea bien podría asentarse esa población donde los monos reinan y los humanos son esclavizados. Estamos en Arizona, lindantes con Utah. El hotel tiene unas vistas impresionantes y el entorno ofrece varios destinos. El mismo día del numerito navajo en Antelope Canyon acudes a un espectacular mirador sobre el Colorado. Tras dejar el coche en un amplio aparcamiento de tierra, basta caminar diez minutos para llegar a Herradura de Caballo (Shoehorse). Cuando te asomas el río hace una cerrada curva que forma una imponente cortada. Tú estás en lo alto, como los indios. Abajo, el río discurre plácido. Tomas los prismáticos y ves un par de barcas. Luego descubrirás que se organizan excursiones por el río. La cosa evidentemente tiene interés, pero al día siguiente la ‘tarea’ está muy definida y no habrá tiempo para esta incursión que parte de precios en torno a los 80 dólares barba. Dudas si será un poco ‘light’ o si será ambiciosa y, claro, tras Antelope tienes la mosca detrás de la oreja. Son motoras con un piloto y dos o tres excursionistas.

Tras la contemplación reposada de Herradura de Caballo, mientras te comes el bocadillo de turno, queda luz para hacer algo más entre las dos y las cinco. Pones rumbo al lago Powell, a sus orillas, adonde se accede tras pasar un gran puente y desviarte. El puerto del lago Powell tiene una barrera de control donde debes pagar 20 dólares simplemente por pasar. Sin embargo, está levantada. Te ha tocado el ‘día de los veteranos’ y están de fiesta. Es 11 de noviembre. Ojo a la fecha conmemorativa. Hay dos grandes puertos y te acercas a ellos. En uno empiezas a recorrer pantalanes, donde se alinean una tras otra decenas de embarcaciones recreativas, todas iguales, de dos alturas, con su tobogán tipo ‘Vacaciones en el mar’ y numerosas zonas de estancia. No hay un alma. Pero en verano esto tiene que ser el acabose. Un gran lazo azul en mitad del desierto ha de tener por fuerza un poderoso poder de convocatoria. Hay también motos acuáticas, kayaks, motoras… Tras media hora paseando por este inmenso complejo deportivo, aparece una única persona. Es un tipo alto, vigoroso, se acerca y nos pregunta si buscamos algo. No, gracias. Solo paseamos. Se va con su mejor sonrisa. Cuando regresas a Page, reposas un rato en el hotel y luego te vas a un tailandés para llenar el depósito y planificar la excursión del día siguiente, que se presenta incierta.

El último día antes de volver a Las Vegas tiene un gran objetivo: ‘The Wave’ (la ola). Se trata de una excursión a un originalísimo paraje montañoso en la frontera entre Arizona y Utah. Tus consejeros de viaje, por haberlo hecho un año antes, te han advertido del peligro de perderse camino de ‘The Wave’, de ahí que hayas grabado la ruta en el programa de móvil Wikiloc. Pero una vez en Utah has descubierto otro problema adicional: ‘The Wave’ es un lugar protegido, como Muniellos en Asturias. Diez personas pueden hacer una reserva para cada día con meses de antelación y otras diez la víspera tras participar en un sorteo en una población que dista algo más de una hora de Page. Debes estar ese día de nueve a diez de la mañana (para enredar más el asunto, a mitad de camino cambia la hora), rellenar un formulario, esperar el resultado del sorteo y, en caso de ganarlo, pagar siete simbólicos dólares por barba. O sea, un rollo. Lo has visto de casualidad en internet y dado que has dedicado el día a Antelope Canyon, Herradura de Caballo y el lago Powell; no cabe haber hecho también la solicitud. La decisión final es hacer la excursión ‘a la española’ y, claro está, jugártela. ¿Te perderás? ¿Te multarán? ¿La cagarás el penúltimo día del viaje? La primera noche de Page maduraste el asunto con una hamburguesa de bisonte. Cara, pero muy sabrosa. Hoy toca hacerlo en un tailandés. Está decidido. Toca acostarse pronto, madrugar y al toro. ‘The Wave’ parece merecer esta intrépida excursión pese a todos sus riesgos e incertidumbres.

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Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


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