Una nasa sin centollo | Campo y playu - Blogs elcomercio.es >

Blogs

Adrián Ausín

Campo y playu

Una nasa sin centollo

Las olas dejan sobre el arenal de San Lorenzo en un tramo sembrado de carbón una nasa a la deriva. El recipiente concebido para engañar a los centollos y otros crustáceos llega sin regalo. Y tú lo observas detenidamente. Es un objeto ingenioso que pretende animar al bicho a meterse por arriba y quedarse dentro al no saber desandar el camino. La nasa perdió su cabo y acabó en plena escalera 11 esta semana. ¿Sería un accidente natural o intervendrían terceros? Imaginamos una secuencia de los hechos fabulada. Un pescador la lanzó al mar a la altura de La Cagonera, en un rincón donde, según le han contado, otros pescaron a espuertas en sus tiempos. Llegada la noche, un centollo del Cantábrico picó en el anzuelo, entró a la trampa cebada y ya no supo salir. Estresadísimo, emitió señales a sus congéneres y éstos se empezaron a dar cita en torno al misterioso artilugio. El más veterano se rascó el mentón con las tenazas delanteras y, tras unos minutos de análisis, alumbró el único plan posible. Lo primero, transmitió al resto, era cortar el cabo. Así lo hicieron dándose relevos durante varias horas. Un poco de tenaza y una dentellada. Una y otra vez. Así hasta que la nasa pendió de un hilo y éste se quebró.


 

 

Amanecía ya cuando la trampa quedó depositada en el fondo marino sin ningún sostén hacia la superficie. Si llegaba un bote auscultador aún podía irse al traste tanto esfuerzo. Entonces, el patriarca del grupo puso en marcha la segunda parte del plan: voltear la nasa. Los cinco centollos más fuertes se colocaron a un lado del artefacto y aplicaron toda su fuerza de forma lateral. El primer intento fue en vano e introdujeron una modificación. Un crustáceo arrastró sus tenazas por debajo, luego otro aprovechó el hueco para ganar inclinación y así sucesivamente lograron darle la vuelta al mallado. Entonces el preso pudo introducirse en el embudo un poco ladeado y sus rescatadores fueron girándolo hasta liberarlo.
El resto fue cosa de las mareas, que se encargaron de arrastrar el atrapacrustáceos rumbo a San Lorenzo, adonde llegó vacío. ¿Y si las olas lo devuelven otra vez a la mar y se repite la historia? El autor del hallazgo saca la nasa de la zona intermareal y la deposita en el primer escalón de la caseta de salvamento. Que la recoja quien guste. ¿Cuántos pelones habrán acabado sus días en esta malla con base de cemento? Quien ha degustado en su vida cerca de un millar de sabrosos centollos consuela su conciencia pensando en ese crustáceo asturcantábrico que pudo escapar frente a La Cagonera de una muerte segura. Que no se relaje mucho. Una legión de cilúrnigos seguriá al acecho.

(Publicado en EL COMERCIO el 3 de febrero de 2017)

Temas

Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


febrero 2017
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728