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Adrián Ausín

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¡¡¡Esti ye Chema!!!

Suena el teléfono móvil. ¿Quién es? «Soy Chema. El del repechín». Toca reír a mandíbula batiente. Chema ha sido obediente y tras leer la llamada del periódico para que se manifieste y desentrañe el misterio del cartel de La Provindencia donde se puede leer ‘El repechín de Chema’ se ha vestido de ciclista y se ha presentado en EL COMERCIO en horario matinal. Al no coincidir con el periodista, llama a primera hora de la tarde y, entre carcajadas, se identifica.

José María Rodríguez tiene 77 años pletóricos. Nació en El Entrego, pero con apenas un año ya estaba en Gijón. Su padre fue minero en La Camocha. Él empezó de soldador y acabó fundando su propia empresa de montaje, que llegó a tener cien personas en plantilla. Sudó tinta para sacarla adelante y a los 60 echó el freno y se jubiló. Está casado, vive en Somió, «donde los ricos», y tiene tres hijos y tres nietos.

¿Y el repechín? «Voy contátelo», dice orgulloso. Chema siempre fue aficionado a la bicicleta y una vez jubilado creó una peña con los amigos, Los Astures, con la que sale varios días a la semana. A veces van a calentar a Las Mestas para luego hacerse una ruta matinal. Hasta Quintes. Hasta El Puntal. A donde se tercie. Pero la vuelta suele ser por La Providencia, donde tomaron la costumbre de hacer un esprint que, entre bromas y trampas, siempre ganaba Chema. «Yo me ponía a hablar. Hoy no voy bien. No me jodas, Juanín. Haya paz. Pero mientras tanto ya estaba metiendo el piñón pequeño y de repente salía como una flecha». El resultado siempre era el mismo: victoria de Chema. Además, si no vencía al llegar a la señal que está a la altura de la desviación a Estaño decía que la meta era la siguiente. Y así, «a 47 ó 48 kilómetros por hora», los triunfos de nuestro hombre acabaron por darle nombre a lugar. Hasta que en 2011 decidieron bautizarlo y fabricar el cartel conmemorativo en la carpintería de Juan, uno de los miembros del grupo. Lo hicieron con esmero, con un ciclista impreso a todo color y lo colocaron en un poste de la luz. Pero duró dos semanas. Cuando lo vieron destrozado, no tiraron la toalla. «Entonces Juanín dijo: ‘No te preocupes. Voy hacete otro’». Esa vez pidieron prestada una escalera a un vecino de La Providencia y lo elevaron cuatro metros. Ahí sigue. Bautizando el lugar.

Procede quedar con Chema en su ‘repechín’, darse un abrazo y fotografiarlo. José María Rodríguez desborda energía. Hace un sprint demostrativo para que quede claro quién ‘manda’ en Los Astures. Sobre Juanín, El Platanito, Manolín ‘El delgadín’, Eugenio ‘El fíu de Julia’, Mario ‘El tuberu’, Pepe ‘El farma’, Luciano ‘El ingenieru’, Toñín ‘El de Ceares’, Marco ‘El inquietu’ o Marci ‘El de la catana’… Habla con orgullo de sus hijos y narra mil anécdotas de la bici, como ir y volver a Covadonga en el día y a la vuelta hacer aún otra ruta más. Ahora, con 40 o 50 kilómetros diarios y una victoria final en el ‘repechín’ tiene bastante. Aunque, de tanto embrollar al grupo, tiene más dificultades para activar el factor sorpresa. «Ya no cuela», remacha entre carcajadas.

(Publicado en EL COMERCIO el viernes 17 de marzo de 2017)

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Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


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