Un niño que crezca con el ajedrez como uno de sus juguetes favoritos ejercitará la mente hacia parámetros de innegable interés: estrategia, orden, cálculo, concentración… El Corazón de María lo ha entendido bien y hace dos años incluyó el ajedrez pedagógico dentro de la asignatura Matemáticas para los alumnos de 2º, 3º y 4º de Primaria, a lo que sumará el próximo curso el ‘preajedrez’ en Infantil. Según destaca su profesor de cabecera, el colaborador de EL COMERCIO Enrique Iglesias, es el único colegio asturiano que dedica una hora lectiva a la semana al ajedrez y esto, precisa, constituye «una herramienta muy útil» para el desarrollo mental de los alumnos, a los que pone pruebas, insta a hacer cálculos aplicados a las piezas del tablero y, por supuesto, deja echar partidas rápidas.No es necesario abundar en la oportunidad de la medida;más bien cabe preguntarse por qué no la han adoptado aún otros colegios. Quien tiene la fortuna de iniciarse en el ajedrez de niño ya no lo abandonará nunca. Ese cuadrilátero donde cada pieza tiene su función guarda claras equivalencias con la estrategia bélica y la futbolística, o de cualquier otro deporte, solo que en el caso del tablero enmarcada en un halo más pacífico e intelectual. Ojo, salvo cuando una pieza se ‘come’ a la otra, lo cual no deja de tener un componente fagocitador.
En Gijón, con la remodelación del Dindurra los que pasaban las horas sobre un ajedrez emigraron a la cafetería del Alcomar y es allí donde hay ahora un nutrido grupo de aficionados. Otros se desperdigan por la city donde pueden. Destaca especialmente el pequeño grupo que aprovechó un saliente de una roca, en el Cervigón, para incrustarle un tablero, donde uno puede echar la partida mientras contempla las olas batiendo en la bahía gijonesa, un lujo difícilmente superable en esti Xixón en cuestiones ajedrecísticas. Solo es necesario meter las piezas en la mochila junto a la toalla y el bañador.
Cuando los indios crearon el embrión del ajedrez para partidas ‘a cuatro’ quizá no sabían muy bien el juguete que nos estaban regalando. Ahora, mira tú por dónde, nos anuncian viajes de fin de semana a la Luna para dentro de diez años. Pues es un indio, Naveen Jain, quien está detrás del proyecto ‘Moon Express’.
El Codema ha puesto el granito de arena para que mientras unos niños juegan en solitario con su móvil otros se relajen y concentren a partes iguales ante un tablero de ajedrez, donde todo lleva varios siglos exactamente igual, aunque luego no se den nunca dos partidas iguales. Si a alguien le parece un deporte demasiado estático, los indios, una vez más los indios, nos ofertarán enseguida el más difícil todavía. Tras acabar un viernes de verano la partida en el Cervigón, podremos ponernos en órbita para pasar el fin de semana en la Luna contemplando el Universo. Así de fácil. Si ponen la lanzadera en El Rinconín, mejor que mejor.
(Publicado en ELCOMERCIO el viernes 2 de junio de 2017)