Hoy no se puede hablar de otra cosa. Cuando cantan los niños de San Ildefonso España entera se paraliza y Gijón, ya saben, es España y lo demás tierra reconquistada. Así que aquí parón doble. La gente está trabajando esta mañana, qué remedio, pero durante tres horas y media las radios y las televisiones apuntan al mismo lugar: el Teatro Real de Madrid. Ylos sueños, sueños son que dijo Calderón, invitan a hacer planes de todo tipo. Hemos progresado tanto que ya no pensamos en cambiar la lavadora, sino el coche. Ynadie habla de viajar a Benidorm sino al Masai Mara. Por no hablar de eso de tapar agujeros, empezando por el metrotrén y siguiendo por la hipoteca.
Pero, ¿qué pasaría realmente si hoy, a media mañana, en algún lugar de Gijón estalla de repente el Gordo con una lluvia de millones? La cosa igual nos pilla un poco desentrenados y nos atascamos con la botella del Gaitero (o de Norniella o de La Asturiana, que también tenemos espumosos autóctonos). Pero planes, salvo al típico sosu, no le faltarán a nadie.
En Carmona, donde tienen la administración de lotería más antigua de España, datada en 1764, cuando aún no existía siquiera el sorteo de Navidad, un empresario aprovechó un primer premio para abrir un coliseo: el Teatro Cerezo, haciendo honor a su apellido. Le tocó un millón de pesetas de entonces, 1928, en un sorteo ordinario y no dudó en crear riqueza de la buena en esta pequeña ciudad sevillana que ronda hoy los 30.000 habitantes. Luego el teatro, por supuesto, cambió de manos, cerró y acabó siendo reabierto en los años noventa por el consistorio local. En Gijón tenemos teatro, pero nos quedamos hace tiempo sin cine a la antigua usanza. Ycuando se lee la historia del Teatro Cerezo y de la lotería cabe elucubrar que hoy un emprendedor autóctono pueda sintonizar con los niños de San Ildefonso y pillar un buen fajo de euros que le animen a reabrir el Teatro Arango con una gran sala y dos pequeñas. Sería la mayor lotería para Gijón, donde llevamos demasiados años acostumbrados a soñar con intangibles faraónicos en el dique seco que transmiten una pobre impresión de la ‘res pública’.
En 2016, la Fundación Princesa de Asturias reabrió simbólicamente el Arango para homenajear a Núria Espert con una versión reducida de ‘Hamlet’. Intramuros, se tenía la sensación de estar en un palacio clausurado al que se acaban de descubrir todas las sábanas. Un hermoso trozo del patrimonio gijonés. El sueño colectivo del sorteo de hoy podría ser el Arango. Y si solo caen pedreas, siempre quedaría la iniciativa municipal y el ‘crowfunding’. Cinco euros de cada gijonés pondrían sobre la mesa 1,3 millones de euros para despertar a Calderón de su sueño y hacerlo realidad. Sería un Gordo de cine.
(Publicado en EL COMERCIO el viernes 22 de diciembre de 2017)