En el Muro la reflexión cosmológica brinda hitos tales como ver aparecer por la Escalerona al mismísimo Stephen Hawking en su silla de ruedas. Ocurrió en 2005 y hubo playos que intuyeron que algo grande estaba pasando, aunque no atinaron bien el disparo. «¿Esti qué ye el de ‘Harry Potter’?», preguntó una de las muyeres que hacían bulto entre la masa mientras Hawking se asomaba a la incomparable playa de San Lorenzo.
Fue precisamente en Gijón donde el genial astrofísico desarrolló su teoría de los agujeros negros al descubrir el contenido de algunos cerebros en los cuales halló extraordinarias similitudes con el oriciu, a su vez, siguió avanzando, preciosa metáfora de un cielo estrellado. La sidra, los centollos y unas oriciadas de pánico fueron adentrando al laureado cosmólogo en una nueva dimensión del hombre en comunión directa con el paraíso terrenal. «¿Viste algo más grande que la playa de San Lorenzo?, Stephen». La pregunta de los autóctonos le dejó mudo y desde su silla de ruedas el hombre que jugó a ser dios interpretando el porqué de cuanto nos rodea se dio cuenta de que había llegado al punto de partida de todo. La vida no podía haberse iniciado en otro punto del planeta más que a la vera de la playa gijonesa. Entre la Lloca y Octavio Augusto. Aquí fue, concluyó Hawking aquel diez de abril en que se asomó al Muro, donde al séptimo día dios hizo al hombre tras crear en los seis anteriores las aguas y los peces, la arena y el carbón, el Piles y la Escalerona.
Analizó después el brillante científico de Oxford cómo el cilúrnigo, antecedente del playu, hizo las maletas en la Campa Torres cuando descubrió la bahía de San Lorenzo, intuyendo además que El Musel, la térmica de Aboño y las malolientes esferas de gas iban a destrozar su preciado ecosistema. Yconcluyó finalmente que en un marco incomparable como nuestro paseo tenían cabida Pelayo, Jovellanos y Quini a un tiempo. Cuando se enteró de que los mismísimos Pink Floyd habían dedicado a Gijón su obra maestra, ‘El Muro’, ya no le quedó duda alguna sobre el origen del Universo.
La masa le había confundido con la autora de ‘Harry Potter’. Pero él, sabedor de que siempre hay un oriciu negru en el cesto, la absolvió. Y dijo aquello de: «Perdónalos Señor porque no saben lo que tienen. Perdónalos Señor porque no saben que en esta anaranjada playa primaveral es exactamente donde Adán encontró a Eva». La delicada salud impidió a Hawking darse un chapuzón. Pero nada más regresar a su Gran Bretaña natal no perdió un instante en reescribir su ‘Breve historia del tiempo’, que inició: «En un lugar de Gijón…».
(Publicado en EL COMERCIO el 16 de marzo de 2018)
PD.-La anécdota de Harry Potter es rigurosamente cierta.