Baraja tiene un extraño dilema. Alinear a los guajes en un partido de Copa, en su calidad de figurantes de la primera plantilla, ha tenido contradictorias consecuencias. La primera, volver a escuchar el aplauso de la grada, pues ayer por la mañana se volvió a ver jugar al fútbol en El Molinón. Después de seis horrendos partidos en casa de pase horizontal (como si las porterías estuviesen en las bandas), el Sporting encaró al Éibar de frente y lo fue poniendo contra las cuerdas, poco a poco, con un juego alegre, combinativo y vertical, en la medida en que fue doblegando a su rival. Veníamos de tal sequía que el pueblo aplaudió in crescendo y, cuando se hilvanaron treinta buenos pases seguidos avanzada la segunda parte, rompió en una ovación propia de quien se encuentra una jarra de agua de Cuevas en mitad del desierto, para gritar a continuación: «Directiva, ¡dimisión!, directiva ¡dimisión!» (no vayamos a olvidar lo gordo).
Los guajes, en la Feria:Cerro, Joel, Cristian y (detrás) Juan, Méndez,
Pablo, Cordero, Dani Martín, Pedro y Traver. FOTO ARNALDO GARCIA
Entonces, ¿cuál es el problema? Muy sencillo. Baraja se metió ayer en un callejón sin salida. Tras el 2-0 al Éibar, ¿qué hace el domingo? ¿Vuelve a poner ‘su’ equipo titular? ¿O rectifica? ¿Mantiene su fidelidad a los fichajes de Torrecilla o se baja de la burra? La clave del atasco del Sporting está en el centro del campo, donde el míster se ha empecinado en alinear dos pivotes defensivos de nula creación y dos extremos inoperantes;Álvaro todo el día por el suelo y Carmona anulado a pie cambiado. Así, Djurdjevic podría salir a jugar con una banqueta. La culpa, ayer quedó claro, no era del nueve, sino de un mediocampo inoperante, nefastamente administrado por el míster, que lleva dos semanas sin ni siquiera convocar a su jugador más creativo, Nacho Méndez, ha dejado en el cajón del olvido a Cristian, el baluarte del ‘B’ el pasado año; y no confía en Traver ni en Cerro, pese a haber demostrado ya el primero que es lo más parecido a Jony que hay en este Sporting multicolor.
El pasado viernes, ante el Córdoba, el cilúrnigo se quedó mirando en el descanso a otro sufridor de la Tribunona que llevaba un ojo vendado. «Tápate el otro», le deslizó en un susurro. «No te perderás nada». Ayer, con guajes a medio gas, pues ninguno tiene aún el ritmo adecuado (y un buen Hernán), creyó el ciego que veía de nuevo jugar al fútbol. Baraja se ha ganado a pulso la destitución. Pero el club no deja de darle oportunidades pese estar a tres puntos del descenso. Esto le concede un extraño comodín: romper sus ‘compromisos’ y acertar con la alineación dejando entonces en mal lugar a Torrecilla. O seguir erre que erre hasta que un lejano día toque la flauta. José Alberto tendría muy clara la elección.
(Publicado en EL COMERCIO el viernes 2 de noviembre de 2018)
PD.-Por dejar más claro un asunto: la titularidad de Álvaro Jiménez en la banda derecha desde el minuto uno de la temporada desplazando a Carmona ha sido al gran cáncer del equipo. El viernes quedó demostrado que Álvaro sí puede jugar por la izda y Carmona por la dcha o de segundo delantero. Álvaro de titular hasta ahora ha sido nefasto; en cambio, en el minuto 70 puede aportar esa función abrelatas de un reserva.