En solo dos años, entre 1978 y 1980, Crack hizo historia con una larga lista de conciertos y un elepé, ‘Si todo hiciera crack’, convertido en una de las grandes joyas del rock progresivo español. La banda gijonesa se disolvió abruptamente y su leyenda fue agrandándose durante cuatro décadas, no solo en España sino también en el extranjero. Sin embargo, aquello que ya se etiquetaba como historia revivió fugazmente en 2010, cuando algunos miembros del grupo llevaban 30 años sin verse. El musicólogo gijonés Eduardo García
Salueña, autor de una tesis y un libro sobre el rock progresivo del cuadrante Noroeste, comenzó a trabar contacto, uno por uno, con todos y a promover un reencuentro que bien podría derivar en la publicación de un nuevo disco. Mediaban ya
todos la cincuentena y vivían en lugares diferentes, pero la mecha prendió. La huella de Crack era demasiado profunda y los recuerdos tan buenos que aquellos mails de octubre de 2009 derivaron en una cita en Madrid, un fin de semana largo, en la primavera de 2010. Antes todos afinaron
de lo lindo. Mento Hevia y Vidal Antón ensayaron juntos en Gijón. Rafa Rodríguez y Manolo Jiménez, en Madrid. YAlberto Fontaneda, en San Juan, llegando incluso a comprarse una nueva guitarra eléctrica. Solo fallaba Alex, quien trabajaba en A Estrada (fallecería en 2016), pero le sustituía Vidal, fundador del grupo, con el bajo.
Aquellos tres días fueron memorables. Volvieron a tocar sus viejas canciones con algunos arreglos nuevos. Ensayaron en un chalé de las afueras de Madrid propiedad de la exmujer de Manolo. Y se citaron en Gijón para un segundo encuentro al cabo de unas semanas. A esa segunda sesión falló precisamente Manolo, el batería, con obligaciones laborales. Volvieron a tocar en otro chalé, esta vez en Cabueñes, que le dejaban a Vidal. Y pese a la emoción de estar reviviendo los gloriosos setenta, al término de aquel fin de semana Fontaneda se apeó del proyecto. Cada cual tenía su vida hecha en un rincón de España, la edad jugaba en contra y les faltaba además un equipo adecuado. Era lo sensato, opinaba, pese a la ilusión de un reencuentro que, adicionalmente, reverdeció unas amistades hasta entonces hibernadas.
Nueve años después del fallido retorno, con sus miembros rondando los 64, aún hay quien combate el olvido. De los viejos temas y de inéditos, como el dedicado a los siete niños ahogados en la playa de San Lorenzo en mayo de 1978, que no llegó a entrar en ‘Si todo hiciera Crack’ por falta de minutaje. Pero aquella canción trágica o la larga composición primigenia de Mento que dio lugar a tres piezas esenciales del elepé se conservan en grabaciones que podrían ver la luz si el proyecto cayese en buenas manos. ¿Por qué no soñar con un disco retrospectivo? «Crack, crack / aguántate y espera pues / algún día todo cambiará / algún día todo cambiará…». Si lo dicen sus letras, acaso llegue ese momento.
Publicado en ELCOMERCIO el jueves 21 de febrero de 2019