Ya lo advirtió el escritor leonés Julio Llamazares a principios de abril en su visita a Asturias: «Ahora los políticos ven una vaca y la abrazan». Visto lo ocurrido, cautivo y desarmado en las urnas el ejército azul, la vaca votó a Pedro Sánchez. Ahora, con el personal agotado por parte y parte, llegan nuevos abrazos. Los de las europeas; que a nadie importan; las regionales, que vendrán con salario social y bable debajo del brazo; y las locales, la cosa nostra, eso que tocamos cada mañana al salir por la puerta de casa. El cilúrnigo, previsor, discurre un efectivo modo de tratar de sacar adelante su ‘programa’, que entregará fotocopiado a una vaca de confianza. Cuando la abrace el político, ella se lo dejará adherido al cogote a ver si, llevándoselo puesto, lo lee y se aplica el cuento. No pedirá nada de lo gordo. Las entelequias intangibles que llenan a diario los periódicos –saneamientos, metrotrenes, eríasdelpiles, arenaspalaplaya– las deja aparcadas en el limbo de la literatura secular. La lista del cilúrnigo será sencilla, modesta, materializable, apenas siete cosas:
1. Peatonalizar el centro.
2. Erradicar las pintadas y perseguir de verdad a los autores, que deberán borrarlas los fines de semana.
3. Plan de choque para Cimavilla, abandonada, fea, sucia.
4. Cuidado del rico parque escultórico. También abandonado.
5. El Muro. Tenerlo como los chorros del oro. Sin barandillas rotas ni óxidos ni escaleras que no acaban.
6. Devolución de todo lo robado con la plusvalía mal aplicada.
7. Atención integral local y autonómica a mayores y discapacitados (muchos sin un céntimo de ayuda) en sustitución del salario social.
La lista incluye dos vías de financiación extra: vender Tabacalera a una cadena hotelera para lograr el primer cinco estrellas y los terrenos de Naval Gijón para construir viviendas y un bonito paseo que prolongue Poniente.
Pero el cilúrnigo es escéptico. Los abrazos, las promesas, la estrategia de la vaca… para asistir quizá a cuatro años más de bronca entre un rosario de siglas mutantes. Bla, bla, bla. En España, los viernes sociales han empezado a pagarlos por adelantado los pescadores: 30% de subida de la cuota de autónomo. De 184 a 240 euros. Ya se sabe que del dicho al hecho hay un trecho y al final siempre pagan los currantes.
¿Qué pasará en Gijón? No nos prometan el oro. Bastan unas golosinas. Pongan unas pelis de estreno de vez en cuando en el Teatro Jovellanos para poder volver a ir al cine caminando, llévense bien y eviten machacar con grandilocuentes agujeros negros. Pisen la tierra, por favor, e intenten que respiremos aire puro.