Este cilúrnigo siempre quiso camiones en su infancia, grandes camiones de plástico para cargarlos de piedras y llevarlos por la calle atados a una cuerda. Así se simple. Cuando volcaban en los bordillos soltaba unos cagamentos terribles que divertían mucho a su padre. Ayer, día de Reyes, en su casa le trajeron un camión a uno de sus diez sobrinos con objeto de prolongar la saga del juguete clásico. Tras este día de sofás llenos de paquetes, de alegrías, e incluso de alguna lágrima de emoción, te atreves a escribir una carta con veintiún deseos gijoneses, sin bicho, para este año que recibimos todos cargados de esperanza:
–Un quiosco de música para Begoña con forja y materiales nobles que releve al esperpento actual.
–Cámaras ante las esculturas para poner freno a la impune acción de los cafres.
–Un plan de choque para limpiar de pintadas la ciudad.
–Peatonalizar todo el centro desde Los Campos hasta la plaza del Carmen.
–Peatonalizar conexiones del centro con los barrios.
–Crear de seis a ocho parkings disuasorios gigantes en las entradas de la ciudad y, por ejemplo, en Peritos.
–Encargar un plan serio para Rufo García Rendueles.
–Tener el Muro todo el año, no solo en verano, como un pincel, con las balaustradas completas y relucientes.
–Ampliar aceras en todas partes a costa de los coches.
–Evitar que los Reyes Magos hagan declaraciones a la prensa con acentazo local. O se hacen pasar por orientales o mejor solo saludan.
–Meter a Carmona en una mazmorra para que no saque córners ni faltas.
–Talar los álamos de Isabel la Católica para dar luz al parque con arbolado más bajo.
–Ayudar al autónomo de mil maneras a sobrevivir.
–Sobornar a los niños de San Ildefonso para que nos toque la lotería de una vez.
–Hacer ver a sus dueños que 40.000 perros ladrando, cagando y meando a diario son demasiados.
–Reconvertir Laboral Centro de Arte en un museo sobre Patricia Urquiola con salas para exposiciones temporales.
–Devolver al Jardín Botánico su esplendor en vez de desmantelarlo poco a poco.
–A falta de fondos e ideas claras, un hotel de cinco estrellas en Tabacalera.
–Un plan permanente para Cimavilla: pintarla y engalanarla como la joya que es.
–Expropiar el edificio del Escocia y todos los catalogados abandonados, sacarlo a subasta y reconstruirlo.
–Conceder a Kiker la medalla de oro de la ciudad como extraordinario pintor que fue, es y será.
Saludos cordiales.

(Publicado en EL COMERCIO el jueves 7 de enero de 2021)