Si el Sporting hubiese jugado ayer contra un rival de entidad, Rubén Baraja le habría regalado el partido. Contra un equipo de la parte alta, cumplida una hora de (no) juego iríamos ya por detrás en el marcador gracias a esa alineación inverosímil que se ha inventado el míster. Le salió bien hace una semana contra otra medianía, el Nastic. Pero ya se apreciaron con claridad dos defectos con solución en el banquillo.
-Uno, Carmona no es extremo izquierda y Álvaro Jiménez, llegado con vitola de extremo desequilibrante, no regatea ni al banderín del córner. Y si lo hace, se cae a continuación. Estropeadas gratuitamente las dos bandas, ¿quién da un pase en condiciones a Djurdjevic?
-Dos, Nacho Méndez es, de largo, el mejor centrocampista de Sporting, el que tiene más visión de juego, el más creativo, el más asociativo (tampoco es manco Sousa) y dejar el timón del equipo a Hernán es algo tan absolutamente incomprensible que, en caso de persistir, puede acabar hasta costándole el puesto al entrenador.
La repetición de ambos errores por segundo domingo consecutivo derivó en una soporífera hora de no fútbol en la que el Sporting jugó al pase corto, casi siempre para atrás, y se trenzaron solo dos jugadas de mención; las dos ocasiones de Djurdjevic. Ver esa mediocridad de equipo y no hacer un solo cambio al descanso es un mal muy propio del común de los entrenadores, que se amparan en esa estupidez de dar confianza al bloque para no dar el brazo a torcer. Ver jugar por segunda semana consecutiva a Álvaro Jiménez daba auténtica pena. Con actitud de estrellita, como si fuera un mesías para el equipo, falló absolutamente todo y no solo anuló su banda sino también la contraria al dejar a Carmona desorientado a la izquierda. Su marcha, la de Alvarito, en el minuto 60 fue una bendición para el Sporting. Carmona volvió a su derecha, Lod se situó a la izquierda y el equipo empezó a funcionar de forma automática. Con Neftalí por Hernán se ganó mordiente arriba y con Nacho por Djurdjevic, dinamismo en el juego y, curiosamente, gol.
Otras reflexiones del partido son: Mariño debe sacar más rápido y mejor; Geraldes no justifica su fichaje; Molinero juega al fútbol, mirando hacia adelante, con personalidad; Babin da serenidad; Cofie es el hombre de corte necesario de todo equipo (pero no olvidemos a Cristian), Lod tiene calidad de primera división, es inteligente, frío y certero en sus decisiones; Djurdjevic mostrará su olfato goleador cuando esté mejor asistido y Blackman, cuando esté recuperado, si juega como hemos visto en Youtube, elevará el nivel del Sporting, unido a Lod y Nacho y a Sousa y a todos los demás, por encima de toda la Segunda División. Mientras se engrasa la maquinaria, por mucho que juguemos contra medianías, por favor, no hagamos el gilipollas. Carmona es extremo derecho. Siempre lo ha sido. Y Nacho Méndez es una joya que ha explotado a los veinte años. Basémonos en lo bueno. No en material de segunda; ni en jugadores de patio de colegio que andan todo el día por el suelo.