Hay ocasiones en las que una buena versión supera al original, aunque esto suene un poco a traición. La idea la tuvo uno, pero otro se beneficia de ella e incluso la mejora. Anoche, va la esposa, saca entre los cedés uno de Guns & Roses (ella es una secreta amante del heavy) y me sorprende con una electrizante variante de ‘El padrino’, esa película que estos días cumple 40 años de sangrienta vida. Suena una guitarra a tope, la sala de casa se queda petrificada y la melodía padrinesca se dispara hasta dejar temblando libros, sillas y un alargado masai de madera que vigila la estancia. Cómo se lo han montado los Guns & Roses con la banda sonora. Le pregunto a la parient cómo no me había puesto antes esta perlita. Ella sonríe, satisfecha de sus ‘secretos’ musicales.
Hoy, mientras cocino una crema de puerros, pongo otra vez a Guns & Roses a todo volumen. Luego cambio a otras versiones. Cojo a José Mercé y me voy directo a ‘Mammy Blue’. Este tema histórico de los Pop Tops en boca del jerezano de gran melena y grandes dientes combina acertadísimamente la melodía con unos desgarros flamencos que la hacen inigualable. Lo siento Pop Tops, prefiero a Mercé. La tercera versión es otra joyita: ‘Billy Jean’ de Michael Jackson interpretada por el californiano Chris Cornell. También desgarradora, diferente, espectacular, aunque menos bailonga. Y van tres. La cuarta y la quinta tienen al mismo protagonista, en el mismo disco, un extraño e interesante elepé de Demis Roussos titulado ‘Attitudes’. Tal parece que el melodioso cantante nacido en Alejandría tuvo un arranque de mala leche allá por 1982 que derivó en este marchoso disco. Empieza con ‘Follow me’, una versión del Concierto de Aranjuez del maestro Joaquín Rodrigo totalmente rompedora y rockera. Gasolina súper. Y acaba con ‘La casa del sol naciente’ de The Animals en plan cañero alternativo, con unos sonidos de fondo que te hacen dudar si te has adentrado en ‘El planeta de los simios’ o en una película de terror. Curiosísimo este disco.
Aquí van cinco versiones de rompe y rasga. La lista es interminable (Aute, Sabina y Silvio tienen afición a intercambiarse temas). Diría yo que la espita la abrió Miguel Ríos hace unos decenios cuando se atrevió con ‘El himno de la alegría’. Le preguntaron entonces qué pensaría Beethoven si levantara la cabeza y él respondió sincero: “Me mataría y con razón”. Pero el himno del viejo rockero granadino transmite fuerza y, cómo no, alegría con bastante acierto. El caso es exprimir el jugo a cada partitura desde distintos frentes. De hecho, cuando estás en la cocina eres tú mismo el que plagias a veces con unos desafinados berridos sin pasar siquiera por la taquilla de la SGAE. La versión original no tiene por qué se la única. Nadie quita a los colegas de profesión de elevarla a los altares o a nosotros los oyentes de destrozarla en la ducha.