El Sporting ha tocado fondo. Algunos no nos explicamos el porqué de tanta fatalidad: con la plantilla (fichajes extrañísimos), con los entrenadores (tres), con lesiones y sanciones que impiden repetir alineación dos semanas seguidas y, finalmente, con errores concretos de nuestro último entrenador, Clemente, que condenan todo el esfuerzo al fracaso: perdimos dos partidos cruciales (Granada y Mallorca) por alinear a Órfila de central y el sábado, el más importante de todos, por hacer lo propio con Eguren y situar a Lora fuera de su sitio. Errar en un jugador atrás es absolutamente letal. A Clemente se le han ido cayendo jugadores una semana tras otra, pero hubo un momento en que dio con la fórmula. La referencia clara de su estilo fue el partido ante el Sevilla, el único ganado, al jugar los 90 minutos con un par de cojones. Entonces alineó Gálvez y tiró de intensidad y contundencia como nadie. Es un jugador para darle continuidad; mientras Eguren acumula un ránking espectacular de derrotas (por algo lo soltó gratis el Villarreal). Estrenar entrenador da un plus de refresco a la plantilla, pero el tiempo que tarda en conocer sus ‘trampas’ ha sido nefasto para el Sporting.
Volvemos al infierno. Cabe pedir ahora planificación inmediata a esa directiva fantasma que nos gobierna (un señor desde su confortable chalé y unos fantoches en Mareo). Definir esta misma semana el entrenador para la próxima temporada e ir probando ya la alineación de Segunda. Yo sólo ficharía dos centrales de verdad, treintaañeros, con mala hostia, barba de dos días y buena envergadura. Seguro que los hay gratis en Segunda División. Dos Ballesteros de la vida. Con el resto y el filial se hace un equipo decente, que se puede ir probando en estas ocho jornadas de martirio. No las desperdiciemos. Yo ficharía a Marcelino por dos años y le daría plenos poderes. Pero hay que hacerlo ya. Sólo hay resultados con una buena planificación detrás.