Tras el anodino rodaje de ‘Ovidio no la hinca’ durante once largos años, el PP asturiano ha lanzado en 2013 una nueva megaproducción que promete colarse en las listas de los seriales más vistos: ‘Las Nancys Rubias’. Los populares han cambiado protagonistas y decorados. Del vetusto Ovidio a las veteranas nancys Pilar y Mercedes; de la vetusta Oviedo al marinero Gijón. También han dado un giro al argumento, demasiado plomizo en esta larga década de sopor en la oposición, con el haragán Ovidio viviendo a cuerpo de rey. Ahora plantean una guerra de dos gallas de corral en toda regla, con el epicentro de la trama en la lucha por el poder del PP gijonés. Mercedes quiere controlar el partido desde Oviedo y Pilar se resiste a soltarlo desde Gijón. La pelea promete. Los primeros capítulos, al igual que los de Isabel la Católica, han ido creando el ambiente del combate. Ahora falta el desplume de esta guerra desigual en la que el poder capitalino se impondrá, por las buenas o por las malas, sobre el periférico.
No son sin embargo tan diferentes nuestras dos Nancys. Suele ocurrir a veces que lo similar se repele. Ambas son cincuentonas (53 Pilar, 52 Mercedes). Ambas con domicilio en Gijón, apenas cien metros la una de la otra (una en Corrida Street, otra en 6 de Agosto Square). Ambas con seis elecciones perdidas en Gijón; tres cada una, ahí es nada. Ambas, por tanto, con insuficiente gancho entre esta ciudadanía local que, pese a sus carreras (dos Pilar, tres Mercedes) no simpatiza con un estilo petulante, enjoyado y más bien alejado del populacho. Con esos mimbres se rueda en este glacial febrero el exitoso serial ‘Las Nancys Rubias’, que como todos los seriales, tras unos embrollos para entretener al personal, tendrá un final ya sabido, aunque con alguna pequeña variante que permitirá mantener las cuotas de audiencia hasta el final.
En Gijón debería haber un congreso local ya. Dictaría la lógica que se celebrase. Al mismo, en circunstancias normales, concurrirían las dos Nancys Rubias protagonistas de esta historia, una en primera persona, Pilar, y la otra por medio de un emisario o emisaria. Y habría también una ‘tercera vía’ encabezada por la profesora Marisa Morán, casi cincuentona, en este caso morena, pero que, al igual que ocurre en ‘Instinto básico’ con la psicóloga y amante de Michael Douglas, bien podría tener un pasado o un futuro rubio. Para liar esta terna sólo cabría que otra línea crítica, la encabezada por el doctor Luis de Prado de Almeida, lanzara dos propuestas más, una con su primer apellido compuesto y otra con el segundo; para descomponer aún más el PP gijonés y llegar hasta la pentacefalia. Se grabarían entonces los capítulos más brillantes, los de mayor ‘share’ de la audiencia. Sin embargo, mucho nos tememos que la Nancy de Oviedo con casa en Gijón corte por lo sano y no permitirá que sea la militancia la que decida. Demasiado riesgo, señores.
En breves fechas, nos tememos, la Nancy Rubia de Oviedo montará una gestora en Gijón, un golpe de estado interno que le permitirá cargarse a la Nancy Rubia Pilar sin llegar a una escena, tipo ‘Psicosis’, con Goñi asestándole las puñaladas finales en la ducha. (Serían unas imágenes demasiado duras para los niños). Así lo hicieron en Mieres. Y aquí, sin perru que ladre, lo harán también. No sabremos nunca si Marisa Morán se iba a teñir tras ganar un congreso como opción más ‘refrescante’. O si bajo la cama de Goñi, lugarteniente de Mercedes, hay ya un punzón preparado junto a ese cuaderno de notas escondido donde se refleja que repitió 8º de EGB en los Jesuitas, lo cual le decidió a buen seguro a dedicarse a la política. A él podría corresponder rodar el tercer serial, como protagonista de dicha gestora. Finalizadas las ‘Nancys Rubias’, con gran éxito de público, el PP astur/gijonés pasaría a rodar su tercero y definitivo serial: ‘El hundimiento’. Estaremos expectantes.