Coges la tarjeta de crédito para hacer una pequeña aportación a la causa de Tito, ese gijonés de aspecto rockero que forma parte de nuestro paisaje urbano, de nuestra historia musical, de la memoria viva de aquella barra del Escocia que todos echamos de menos; abres la página creada por Tito para encauzar las ayudas y te encuentras con que ha sido retirada la casilla donde debías identificar tus datos bancarios. Un mensaje adicional justifica el cambio. La ola solidaria ha sido tal que ha recaudado lo suficiente para sufragar la primera parte de los gastos de hospitalización de su hijo Nick, de tres años, en Ohio. Tras la explicación, Tito da las gracias a toda la parroquia que ha pasado por taquilla para este singular concierto. Con este gesto, nuestro gijonés en apuros, nuestro rockero reconvertido en profesor de inglés se retrata como persona honrada, de una pieza, al poner puertas a su grito desesperado para pedir ayuda.
Ojalá no vuelvas a necesitarnos, Tito. Será el indicio de que todo va bien, de que todo se reconduce, de que ese asturianín que también es norteamericanín tira palante, lo cual nos llenará a todos de alegría. Pero si necesitas volver a abrir la puerta, aquí estaremos para darte un empujón solidario. Entretanto, pondremos en casa los temazos de Australian Blonde para animarnos todos juntos e intentaremos devolverte tu energía musical enfocando toda nuestra energía mental hacia ese neno en apuros mientras paseamos por el Muro, atacado estos días por un oleaje gris cemento. Al otro lado del océano tenemos a Nick luchando contra un streptococo cabrón. Démosle caza al bicho y cuando todo esté encauzado, mandemos fabes y sidra asgalla hasta esa clínica infantil de Ohio donde se recupera para ponerlo como un sansón. Un abrazo Tito, gran tipo, gijonés ilustre, melenas capricho de las nenas, guitarrista de lujo y padre en apuros. Que resucite el Xixon Sound para poner la mejor banda sonora a esta bonita historia solidaria a la que todos deseamos el final más feliz.