Muchas veces, una canción te atrapa y no puedes vivir sin su compañía durante una buena temporada. Desde hace cuatro días, ‘Quebraqueixo’ se ha adueñado de tu cráneo, cosquilleando toda esa masa viscosa que se aprieta ahí dentro. Un violín (Peter Bulla), una guitarra (Armando Orbón) y una pieza magistral compuesta por un brasileño (Celso Machado) conforman las tres patas del banco. Sales a pasear por la arena de la playa y ‘Quebraqueixo’ suena en tu cabeza sin falta de cascos ni grabaciones. Entras a comprar el pan y ahí sigue. Al llegar a casa, con la lengua fuera, corres a sintonizar youtube, donde escribes: Armando Orbón y Quebraqueixo. Y subes el volumen al máximo. Durante 4 minutos y 53 segundos permaneces como en misa. Porque ellos, precisamente, están en misa. En la de Barro, ese inigualable pedazo de tierra junto al mar llanisco donde ofrecieron un concierto el 18 de julio de 2012 que alguien tuvo la feliz idea de grabar y colgar en internet. Es triste ‘Quebraqueixo’. Intensa, melódica, brillante, desbordante. Un torrente de musicalidad, un auténtico éxtasis para los sentidos. Acaba la canción, suenan los aplausos y vuelves a ponerla. Así una y otra vez.
Unas veces, solo escuchas mientras faenas en casa, por ejemplo, haciendo unas ricas ensaladas con lechuga, setas, pimientos, troncos de bonito y aceitunas. Otras, te fijas en la imagen, en los gestos de Bulla y Orbón, en su brillantez, su concentración e incluso su ropa. Bulla, de riguoroso negro, con sus gafas de pasta, su perilla y su mágico violín. Orbón, cómodo, con camisa de cuadros pequeños en tonos verdes y azules, pantalón beis con informales bolsillos laterales y zapatos veraniegos. Te fijas en cómo gira la cabeza el maestro gijonés para acentuar alguna nota, en cómo mira la partitura y en cómo suena su guitarra española. Qué maravilla. Qué habilidad más divina, tan alejada de tus posibilidades, duro de oído como eres, pese a tocar tantos palos musicales en versión aficionada.
En ‘Quebraqueixo’ está resumida la esencia de la buena música, de la melodía, del gusto y, quizá, de la mayor diferencia existente entre el hombre y el resto de los animales. Algunas aves cantan maravillosamente, pero solo el hombre puede componer obras tan celestiales. Buscas datos sobre Celso Machado pero encuentras poca cosa. Nacido en Sao Paulo en 1953, guitarrista y compositor. Descubres discos suyos. Y te dispones a encargar alguno. Pero mientras tanto no puedes parar de quebraqueixear. Animas a tus sobrinas a que se aprendan esta maravillosa canción, ellas que tienen el don de la música. Mientras entrenan, tú a lo tuyo. A disfrutar de Orbón y Bulla, a quemar la grabación de youtube, que hacen la mejor versión de todas cuantas has escuchado, y compartirlo con quien quiera disfrutarlo. Basta pulsar la palabra: Quebraqueixo.