¡Joder, cómo ha cambiado el cuento! En las elecciones se producen muchas veces lecciones, paradojas y mensajes en clave de escaños. La sociedad dicta sentencia y los politiquillos han de funcionar a partir de esas cifras. Es, en realidad, el único poder que tenemos. De momento, no podemos hacerlos desaparecer a todos con un poderoso disolvente para empezar de nuevo con gente de la calle. Pero tiempo al tiempo. Lo cierto es que ayer, a las tres de la tarde, Ignacio Prendes pasó de ser ese chaval majo que había logrado un escaño para UPyD a tener la llave del Gobierno del Principado. Lo veíamos como una pequeña bocanada de aire fresco y se nos ha trasmutado, tras el voto emigrante, en un Dios Ra cuyo dedo justiciero señalará a la izquierda o a la derecha para otorgar el poder a Cascos o Javier Fernández El Triste. Difícil papeleta, pues entre sus papeletas, entre esos 18.722 votantes a los que estará eternamente agradecido (o quién sabe, igual acaba buscándolos con un garrote por la embajada en la que se ha metido) hay procedencias dispares: del PP, de Foro y del PSOE; quizás por este orden.

No puede abstenerse Prendes. Tendrá la tentación, pero abstenerse en caso de presentarse dos candidatos con 22 avales cada uno supone volver a celebrar elecciones y de eso no tiene ganas nadie. Al diputado Prendes sólo le salvaría que Foro y PP no se entiendan, lo cual no es en absoluto descartable. Ahora bien, si hay dos candidatos con 22 diputados detrás, él y sólo él decidirá. En estos días nos toca asistir al mundo al revés. Este afable abogado gijonés de 47 años que ha colado una piragua entre cuatro portaaviones, como a él le gusta decir, pasará del cuasianonimato ante los capitanes de esos portaaviones a ser inmisericordemente peloteado por estos. Ignacio Prendes se vestirá una túnica blanca, subirá a la Campa Torres y, azotado por los vientos de ultramar, alzará los brazos benévolo mientras recibe entre sus faldas los mensajes de la curia política. Cascos le recordará que fue Foro quien permitió a UPyD formar grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados, hará votos por fusionar ayuntamientos y prometerá llevarse bien con Cherines. Javier Fernández apelará a su victoria electoral y a la mayor estabilidad de su entente con IU. Detrás, rezagado, Jesús Iglesias se arrodillará ante el Todopoderoso Prendes pidiendo disculpas por decir que era ‘un señor de derechas’.

Todos los caminos conducen a Prendes. ¿Y el de Asturias? La respuesta la tuvo Mariano Rajoy, único culpable de la situación actual. De haber colocado a Cascos al frente del PP asturiano, hoy gobernaría con una estable mayoría absoluta y aplicaría las reformas propias de los tiempos que corren. Dividió Mariano al PP con una decisión injustificable (afinidades, personalismos, rencillas…) y de aquellos polvos estos lodos astures. No sé qué hará Ignacio Prendes. Yo si fuera él, aprovechando su condición de abogado, me querellaría contra mis votantes.