Ahora que me arrimo al inicio de las vacaciones es tiempo de acopiar libros. La estampa ideal se sitúa en una playa gaditana, en porricas, con sombrilla, silla, toalla y gafas de sol. Hace calor pero corre una leve brisa que refresca tu cuartel general. Miras al mar, tienes unas dunas detrás, guardándote las espaldas, y lees un libro. ¿Quién da más? En tiempos de calor la lectura no ha de ser la misma que en enero. La invernada fue propicia para ‘Guerra y paz’, por ejemplo. Ahora, la temperatura pide algo más ligero, más evasión. El verano pasado disfruté como un enano con ‘Entre limones’, de Chris Stewart, ese curioso sujeto que tuvo trabajos tan dispares como ser batería de Génesis y esquilador de ovejas, además de escritor.

Un buen día, Stewart se plantó en Granada en busca de una casa en el monte. Tomó a una guía inglesa de una inmobiliaria y ésta le condujo hasta El Valero, en plenas Alpujarras. Compró el cortijo sin dudar pese a que no había agua corriente, ni luz, ni comodidad alguna. Había paz, una naturaleza deslumbrante, aunque algo reseca, y muchas posibilidades agrícolas y ganaderas. Su aventura, acompañado de su mujer, sus progresos, su relación con los crudos granaínos y su ‘mala-follá’ (así ‘se’ dicen ellos mismos) se recogen magistralmente en ‘Lemons on the road’, un tanto mal traducido al spanish, como ‘Entre limones’. Tras el descubrimiento de 2010, ahora me entero de que existe una segunda parte e incluso de que acaba de publicar la tercera: ‘El loro en el limonero’ y ‘Los almendros en flor’. Con ellos viajaré a Cádiz en unos días; acompañados de ‘Purga’, de la finlandesa Sofi Oksanen,  y de algo más. ¿Sugerencias?

Dicen que lo mejor de un viaje es la víspera. A mí me quedan algunos días para despegar, pero ya empiezo a escuchar el rumor del oleaje, mientras Stewart me cuenta cómo le va en las Alpujarras.