Domingo por la tarde. Abres un debate en el sofá sobre la mejor elección para ir al cine. El día está feo, lo que convierte el cine en un buen plan. Sin embargo, la cosa no está fácil. En la cartelera abundan las medianías. Dudas con ‘Gravity’ en 3D, pero no te apetece nada ver a George Clooney disfrazado de astronauta. Hubiera sido mucho más atractiva, piensas, con dos actores desconocidos. Luego pasas al ‘Capitán Philips’. Pero te pasa lo mismo. Tom Hanks disfrazado de capitán de barco y una historia de secuestros que no te convence. Ya han quitado ‘Rush’, que te recomendaron con entusiasmo aunque no eres fan de los coches. Y tampoco está ‘Prisioneros’, entretenida pero al parecer con sustanciales fallos en el guión. Tanta pobreza en la cartelera acaba por dar opciones a ‘Las brujas de Zugarramurdi’. Sin embargo, cuando ves el tráiler, quedas un tanto confundido. ¿Reirás o llorarás por no reír? La conclusión es terrible para el séptimo arte. Deseas ir al cine, pero no puedes.
Como te apetece ver una película, pones en acción el plan b. Vas al videoclub más cercano, a unos diez minutos, a buscar algo interesante. Como no has ido en tu vida, pides darte de alta. Pero te exigen un recibo de casa para verificar el domicilio del DNI. Debes desandar el camino, cogerlo y volver al videoclub. Entonces preguntas por una película que se te pasó hace un año: ‘Searching for Sugarman’. Pero el interpelado no tiene ni idea. Le cuentas, a modo de curiosidad, que Filmaafinity le pone un 8.1 y te mira extrañado. O sea, que el tipo que está al frente de un videoclub no conoce una buena web de cine. Profesionalidad made in Asturias. Buscas un poco más y te vas para casa con otra asignatura pendiente de 2012: ‘En la casa’, de François Ozon.
Una vez en casa, preparas una cena ligera. Simplemente queso, dulce, pan y vino. Y pones ‘En la casa’. Al instante quedas atrapado. Un profesor de Literatura Francesa se ve sorprendido por la redacción del alumno de la última fila. Cuenta en ella cómo se sentía fascinado por la casa de un compañero de clase, cómo ideó aproximarse a él para ayudarle con los deberes de matemáticas y, finalmente, cómo logró entrar en la casa. Entonces describe la casa y describe a los padres del muchacho. Lo hace con maestría, creando un suspense que atrapa al profesor. Lo que empieza como un juego literario se convertirá, sin embargo, en una obsesión para ambos… Gran película ‘En la casa’, con intriga, originalidad y una sorprendente desinhibición del protagonista que atrapa al espectador convirtiéndolo desde el minuto uno en un voyeur más de esa casa que le obsesiona.
Hoy vuelve a llover. El cielo está terroríficamente gris. Y descansas. Quisieras de nuevo ir al cine. Pero la cartelera es la misma de ayer. Así que optarás por un plan diferente. Es cada vez más habitual intentar ir al cine y no poder por la pobreza de las películas. En todo el invierno pasado, apenas viste media docena (Un asunto real, Anna Karenina, Vida de Pi, Desde Roma con amor, Jango y Amor). Si las cosas siguen así quizá este año no llegues ni a seis. Qué poco imaginativas son las salas, además. Bien podrían reservar una o dos para hacer ciclos y ponerlos a bajo precio. Pero el bombardeo del cine yanqui no les deja hueco en la mente para más. Visto el terrible cielo de este lunes de noviembre, habrá que abrir la imaginación y, con más pena que otra cosa, cerrar las puertas del cine.