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Jabalíes y daños en la agricultura

Autor: Rafa González

Daños del jabalí en el campo de golf de La Llorea. / Fotografía: Joaquín Bilbao

Daños del jabalí en el campo de golf de La Llorea. / Fotografía: Joaquín Bilbao

Desde hace tiempo vengo denunciando el escaso rigor y falta de conocimiento que tenemos a la hora de gestionar los jabalíes, en el Norte en general y en Asturias, en particular. No se a quién, ni cuándo ni cómo, un buen día se le ocurrió decir que quedaba prohibido disparar a las hembras seguidas de crías.
Pero claro, esto es lo de siempre: a ninguna cabeza pensante en materia de caza le dio por pensar que la hembra rara vez huye en línea recta fuera de la mancha.
Sus mecanismos de defensa para poner a sus crías a salvo suelen ser el de dar vueltas en la mancha asegurándose que la prole le sigue. Pero eso lo hacen las jabalinas, las corzas o las raposas. Una vez que tienen a la prole reunida, las hembras son el señuelo para que los perros salgan tras ellas y alejarlos de sus crías, con la intención de volver horas mas tarde cuando el peligro ha pasado y llevarse a las crías a zonas mas tranquilas.
Las matriarcas, con sus camadas en peligro jamás huyen en línea recta fuera de la mancha. Primero darán los rodeos al encame que fueren necesarios, hasta asegurarse de que toda la jauría la sigue. Solo en ese momento, cuando está segura que ella, y sólo ella, es el objeto de la persecución y consciente de su papel de señuelo, sólo en ese momento emprende la huida con el fin de alejar a los perros del encame donde sus crías permanecen escondidas. Su intención es burlar tarde o temprano a sus enemigos y, después de un gran rodeo, regresar horas más tarde al encame para llevarse a su prole a zonas menos peligrosas. Desgraciadamente, esta estrategia se verá fatalmente interrumpida por la certera bala de un montero, que desde su postura, y cumpliendo estrictamente la norma, habrá disparado sobre una hembra que no iba seguida de crías. Cuántas veces nos ha ocurrido esto y al llegar al animal comprobamos que sus mamas están cargadas de leche, señal inequívoca de que está criando.
El concepto de la hembra seguida de crías sirve para las esperas. En ellas se pueden ver grupos matriarcales enteros, desprevenidos. Es entonces cuando se puede ser selectivo y tirar a las hembras o machos jóvenes de la anterior camada. Resulta curioso el tema, no tirar a las hembras seguidas de crías, pero en cambio nos autorizan a cazar en febrero con las hembras en avanzado estado de gestación y ya con muy pocas fuerzas para emprender la huida.
El modelo francés
Si la estructura social de una piara de jabalíes es el matriarcado, si la vieja jabalina decide dónde ir a comer, dónde ocultarse, por dónde cruzar las carreteras y qué tipo de panoyas de maíz tronchar y cuales no para poner los mejores frutos al alcance de sus crías, ¿alguien en su sano juicio puede explicarme por qué se hacen batidas por daños de forma que se propicia la muerte de quien tiene la capacidad de dar el toque de retirada?
El daño que hacemos al abatir esa hembra es cuantioso para la dinámica poblacional y, en cambio, no soluciona los problemas de los daños
Todos hemos visto como la prole que era dirigida sabiamente por la jabalina abatida, rayones y hasta incluso bermejos de una camada anterior que andan desorientados, cruzan carreteras ocasionando un sinfín de accidentes. No tienen referente y esto hace que sus conductas sean de lo más variadas, tanto en los encames como en sus guarecidas nocturnas.
Lo ideal de tener que abatir algún jabalí para evitar los daños sería hacerlo a una cría, la jabalina ya se encargaría de abandonar esa zona. A la hora de gestionar las dinámicas poblacionales de las especies salvajes es fundamental gestionar el presente pensando en el futuro y, para ello, son de gran utilidad los datos del pasado.
Si queremos reducir los daños y los accidentes de trafico causados por especies salvajes, tenemos que empezar por solucionar el problema de las mal llamadas zonas de seguridad, zonas donde no se permite cazar, caldo de cultivo perfecto para que las poblaciones jabalineras se disparen y ocurra como no podía ser de otra forma: lo que está ocurriendo en campos de golf, jardines de zonas residenciales y demás, que aparecen una noche sí y otra también destrozados, generando tensión y haciendo creer a la sociedad urbanita que existe una plaga de jabalíes en Asturias, nada mas lejos de la realidad.

Caza en Asturias es un Blog de El Comercio

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