Autor: Guillermo Fernández Buergo
El grupo de ‘Garci’ con los diez cerdos salvajes que se trajo del área leonesa de Boca de Huérgano. :: G. F.
Hace 40 años no resultaba extraño escuchar a cazadores de la comarca decir que «vale más matar un jabalí al lado de casa que media docena en los cabeceros de León». No les faltaba razón. Una salida cinegética a la zona Norte de la provincia de León exigía una cuadrilla bien estructurada; bastante dinero para pagar la montería, una noche de hotel y avituallamiento, y vehículos en los que desplazarse. Tres cosas que hace 40 años no eran algo frecuente ni común. Los tiempos han cambiado desde entonces pero los cazadores continúan sin interés por viajar a los cabeceros de León ya que la caza mayor es ahora abundante en la comarca.
Ahora bien, hay grupos que siguen manteniendo el gusto por darse una excursión de vez en cuando. Tal es el caso de los cazadores llaniscos que aglutina Manuel García Toribio ‘Garci’. El pasado viernes superaban la serpenteante carretera del Pontón; pernoctaban en un confortable hotel y el sábado cazaban en el área de ‘Los Avellanales’, del municipio de Boca de Huérgano. La montería se saldó con la captura de diez navajeros ante los disparos certeros de Carlos Duarte ‘Chivi’, José Félix Díaz Longo, Carlos Lomana, Vicente Buj, Juan Antonio Martín Cisneros, Sergio Díaz Sierra y el propio Garci.
La palomilla contaba con el apoyo de una excelente jauría formada por dos docenas de perros de los encastes grifón azul de Gascuña y grifón astur-cántabro. Y los jabalíes no eran cualquier cosa: dos superaban con bastante los 80 kilos; siete andarían entre 60 y 70 kilos, y el décimo era un bermejo de poco más de 30. ¿El precio? Ligeramente a la baja porque la montería se subastó en el Ayuntamiento de Boca de Huérgano en 2.200 euros, frente a los 3.700 que se cotizaban un año antes. ¿Merece la pena? A estos discípulos de San Huberto parece que el negocio les sale a cuenta. De hecho, en la temporada que para ellos acaba de finalizar, tumbaron 111 macarenos: 51, en Llanes; 43, en Cabrales, formando equipo con la palomilla de Pepe Huerta; diez, en Boca de Huérgano; cinco, en Onís, y dos, en la Reserva de Piloña.
Otros cazadores que viven su particular momento de gloria son aquellos que forman parte de la cuadrilla riosellana que gestiona el dinámico Benito Cibrián Pubillones. Este año se llevaron el título del grupo más certero, con 27 jabalíes abatidos. Nadie puede discutir su mérito porque competían con la cuadrilla dirigida por Toto Peón, la más eficaz desde tiempo inmemorial. Y para festejarlo nada mejor que tumbar un navajero de 97 kilos y un gorrino de 53, como hizo la partida de Benito el pasado sábado en excelente lote de Moru.
La cuadrilla que gestiona Benito Cibrián Pubillones se convirtió en la más certera de Ribadesella. :: G. F. B.
Al día siguiente también había caza en Ribadesella y le tocaba montear en Barréu al grupo de Jorge Cerra. Apiolaron un verraco poderoso, de 88 kilos de peso y acerados colmillos. Tan poderosa era la estructura dental del suido que por dos veces, en el desencame y en la huida, hundió las navajas en el frágil cuerpo de ‘Dos’, un grifón azul de Gascuña que a las pocas horas perdía la vida a pesar de haber sido derivado con celeridad a una clínica veterinaria. Yeso es parte de la caza, una actividad que tiene como principal secreto la anticipación, para cazadores y cazados.