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Más de 300 jabalíes abatidos en el Oriente en septiembre

Los cazadores de Bobia, que en el concejo de Onís dirige Luis Sierra, con tres navajeros de 87, 73 y 60 kilos abatidos en Maliciegu. :: G. F. B.

La temporada 2012-2013 acaba de superar el primer mes de actividad y queda un amplio margen de maniobra hasta finales del próximo febrero, cuando habitualmente se sacan las conclusiones definitivas. La campaña comenzó al ralentí, condicionada por la sequía y el fuerte calor, dos variables que no eran habituales en ejercicios anteriores. A los perros les costaba llevar el rastro más de dos horas y la maleza dificultaba el avistamiento de las piezas en fuga. No obstante, los datos de los cinco fines de semana de septiembre establecen que los cazadores de la comarca abatieron 333 jabalíes, 29 venados y 18 corzos.

El riosellano Miguel Rosete con un venado abatido en Piloña. :: G. F.

El coto de Llanes, con 70 verracos pasaportados, se sitúa al frente de la clasificación con escaso margen sobre La Parraguesa, donde se llevan apiolados 68 macarenos. En Piloña se cobraron 52 suidos; 35, en Cabrales; 22, en Ribadesella, y 19 en Colunga. En el resto de concejos las cifras de cerdos salvajes tumbados se mueve en torno a la decena.
De los 333 jabalíes abatidos, sólo tres superaban el centenar de kilos, esos navajeros que gozan del privilegio de ser considerados como hercúleos acorazados. El de mayor peso, 115 kilos, lo tumbaba el cangués Javier Collado en el lote de Teleña. Un macareno de 110 kilos abatía José Ovidio Suárez García en el cuartel piloñés de La Castañal. Y en el espacio llanisco de La Mar, a orillas del Cantábrico, Juan Valencia pasaportaba un cerdo salvaje de 103 kilogramos.

La mejor hazaña a nivel individual, hasta la fecha, corresponde al lance que el langreano Alberto Escobar García protagonizó en el espacio de Teleña, el día que acertó sobre tres verracos con pesos de 63, 55 y 50 kilos. Y como mejor proeza colectiva habría que apuntar a la montería que la cuadrilla colunguesa de Ignacio Laviada Catrón desarrolló en el lote de Cofiño con la captura de seis suidos. En el cuartel piloñés de Cayón, las palomillas de Molina y Martino ya saben lo que es volver a casa con cinco jabalíes en el remolque, cada una. Y entre las anécdotas dignas de resaltar no conviene olvidar la particular felicidad que debe sentir el veterano cazador llanisco Manuel Gutiérrez ‘Chucho’, que tumbó el primer jabalí de su vida después de jubilarse.

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