Abatir un venado de trofeo en cualquier lote del coto de Piloña cuesta 1.300 euros. Uno de los mejores ejemplares de los montes piloñeses, de 193 puntos y medalla de oro, lo cobraba el cazador local Manuel Ávila en 2008.
En los últimos días del mes de septiembre, la caza de los grandes ejemplares de ciervo alcanza su plenitud. Es la época de la berrea, cuando los machos dominantes emiten profundos bramidos con el fin de mantenerse en permanente estado de excitación sexual y para mantener controladas a las hembras, a punto de ser receptivas para la cópula y quedar preñadas. La sinfonía gutural y las circunstancias que la rodean se convierten en un espectáculo visual y sonoro. Los pretendientes escarban la tierra para depositar orina y semen con la finalidad de marcar el territorio; destrozan la corteza de los árboles para tener la cornamenta mejor dispuesta para la lucha, y se revuelcan en el suelo para presentarse al cortejo con un pelo más lustroso.
La cornamenta del principal protagonista de la berrea alcanza su plenitud a los diez años y puede llegar a pesar siete kilos.
En la época de la berrea está permitido cazar el venado y son momentos en los que el cazador cuenta con más ventajas. Los ciervos, que durante la berrea llegan a perder la quinta parte de su peso, se encuentran agotados y bajan sus defensas con importantes pérdidas de oído, vista y olfato.
El coto de Piloña y la Reserva de Ponga son los grandes santuarios para la caza del ciervo en la comarca. En Piloña, los permisos de caza se venden a 1.300 euros para un venado de trofeo y de 400 para un selectivo. En Ponga, la caza se sortea a través del Principado de Asturias entre cazadores locales, regionales y los llamados turistas.
La caza del ciervo a rececho en tierras piloñesas comenzaba el pasado fin de semana y se habían puesto a la venta 12 permisos para ejemplares de trofeo y 17 para los selectivos. El presidente del coto, Arturo Nicolás, aseguraba ayer que «cada año resulta más complicado encontrar cazadores que quieran comprar los recechos. Se nota muchísimo la crisis económica», concluía. Y cierto será porque años atrás los permisos volaban y las cantidades a pagar eran muy superiores en euros. También explicaba Arturo Nicolás que en 2014 el espectáculo de la berrea no está resultando muy atractivo «por culpa del calor». La berrea, que fue definida como una manifestación espectacular de ardor amoroso en plena naturaleza, necesita «frío y lluvia», concluía el presidente del coto piloñés.
En los doce lotes que forman el coto de Piloña, de 21.300 hectáreas, viven más de 500 ciervos, de los que menos de 200 son machos. Los espacios más productivos son los cuarteles de Rollamiu, Beroñes, El Castellanu y La Carbazosa. En Rollamiu, a finales de septiembre de 2008, el cazador local Manuel Ávila Crespo tumbaba un venado de 193 puntos, medalla de oro y uno de los mejores ejemplares abatidos en el coto. Y en La Carbazosa, en el año 2009, el madrileño Francisco Sánchez Pamplona pasaportaba un extraordinario ciervo de 180 puntos.
El plan de caza de la Reserva de Ponga contempla que a lo largo de esta temporada se puedan abatir ocho ciervos de trofeo y nueve selectivos, así como diez batidas de venado hembra. Los mejores espacios ponguetos son Peloño, Maciédome y El Pedrosu.