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La montería busca sombra

Tras meses de inactividad, perros y cazadores acusan el llamado ‘golpe de calor’.

De muy prometedor se puede calificar el inicio de la temporada de caza mayor en la comarca con la captura de 53 jabalíes en una sola jornada, la del domingo 1 de septiembre. A partir de ahora se cazará sábados y domingos y más temprano que tarde el número de bajas en la población de suidos superará la centena. No obstante, las fechas de la apertura de la caza siempre son una incógnita y hay cuatro variables que convierten en impredecible lo que pueda ocurrir en una montería de principios de la temporada: la abundante vegetación, el calor, la falta de entrenamiento de los canes y la elevada presencia en la espesura de bermejos nacidos en primavera sobre los que no merece la pena encarar el rifle.

La palomilla de Benito, el de Gamonéu, tumbó en el cuartel de Següencu un navajero de 100 kilos y otros dos de 90 y 60. :: G. F. B.

La palomilla de Benito, el de Gamonéu, tumbó en el cuartel de Següencu un navajero de 100 kilos y otros dos de 90 y 60. :: G. F. B.

El principal inconveniente que pusieron los cazadores a la jornada inaugural guarda relación directa con «el calor y la maleza». Canes y cazadores vienen de un periodo de seis meses de inactividad y pueden acusar lo que se llama ‘golpe de calor’. El perro tiene las glándulas sudoríparas en las almohadillas plantares y refrigera su cuerpo a través de jadeos: respiración rápida y superficial que permite disminuir la temperatura corporal con la evaporación por la saliva. Esa circunstancia, unida al exceso de peso, la falta de entrenamiento y la deshidratación, conduce a un desmesurado aumento de la frecuencia cardíaca que puede llevar aparejadas lamentables consecuencias. Al cazador, el ‘golpe de calor’ le puede producir desvanecimientos y dolor de cabeza. Nada mejor que acompañarse de sombrero, ropa fresca y agua para beber o refrescar el cuello. Sin olvidar la protección que brinda una buena sombra. En caso de elevadas temperaturas la mejor receta es la de paralizar la actividad en las horas centrales del día y reanudar la búsqueda en horario vespertino.

La tupida e impenetrable maleza dificulta la colocación del cazador y facilita que las piezas huyan sin ser vistas. El bosque cerrado se convierte en impracticable para la actividad cinegética: los monteros no pueden avanzar y a los perros hasta les cuesta trabajo moverse por las compactas troneras. Ante la ausencia de personas en el monte que antes vivían de la ganadería, hay cotos que no descartan invertir algún euro anual en desbroces.

¿Afectaron negativamente estas variables a los cazadores el pasado domingo? Parece ser que no. Se celebraron 30 batidas y en 23 monterías hubo resultados positivos. Sólo siete cacerías terminaron sin tocar pelo. Y entre las siete fallidas, tres se celebraron en Ribadesella, el espacio donde se presumía que la presencia de jabalíes era más abundante. Así de caprichosa es la caza.

Salvador Matarranz acertó sobre el suido en Cabrales. :: G. F. B.

Salvador Matarranz acertó sobre el suido en Cabrales. :: G. F. B.

Como información más relevante de la primera jornada habría que destacar la montería celebrada en el lote colungués de Lue que finalizó con la captura de cinco verracos. Y ojo al dato porque el cupo en Colunga para este año es de seis suidos por cacería. En el cuartel cangués de Següencu el primer acorazado de la temporada, un jabalí de 100 kilos, doblaba la rodilla ante los disparos enviados por José María Ferrero Zapico. Y el llanisco Ramón Riestra tumbó un navajero de 92 kilos en el Cuetu Meré. Hasta hubo cuatro cazadores que en la primera salida consiguieron el doblete personal: Leopoldo Alonso, en Lue; Ramón Granda, en Sierra Plana; Manuel Llorente, en Mañanga, y José Luis Guerrero, en Cavandi. Ellos son los primeros ‘pichichis’, pero no podrán perder de vista al infalible cazador ribadedense Salvador Matarranz, auténtica metralleta humana, que en el lote cabraliego de El Escobal abatía su primer macareno de la temporada, un cerdo salvaje de 63 kilos. Su media personal se aproxima a los 20 guarros por campaña.

Caza en Asturias es un Blog de El Comercio

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