La cuadrilla de José Rivero fue la más certera al abatir 37 cerdos salvajes en la temporada. :: G. F. B.
Autor: Guillermo Fernández Buergo
El coto de caza de La Parraguesa, un amplio espacio que abarca el territorio de los concejos de Parres y Cangas de Onís, ha vuelto a proclamarse este año como el lugar más prolífico para la caza en la comarca oriental. Desde el 3 de septiembre de 2011, hasta el pasado domingo, se han abatido 415 jabalíes, 72 corzos y nueve venados. En el concejo de Cangas de Onís se fulminaron 259 cerdos salvajes y 156 en el municipio de Parres. Y de los 72 corzos apiolados, 49 doblaron la rodilla en la zona canguesa y 23 en la parraguesa.
Manuel García Sanfelíz, a la izquierda, tumbó en noviembre un jabalí de 126 kilos, en Següenco. A la derecha, Faustino Laruelo. :: G. F. B.
Con ser elevadas, las bajas causadas en la población de suidos son inferiores a las de la temporada anterior en la que se habían cobrado 447 verracos. De cualquier forma los números son excelentes. De los 415 macarenos tumbados, 224 eran machos y 191 hembras. Y por lotes el mejor espacio de caza fue, un año más, el lote de Següenco, con 63 jabalíes fulminados. A continuación se situaron los cuarteles de Teleña (50 navajeros); La Toya (47); Bustevela (44); Sinariega (44); La Cuesta (39); Triongo (32); Zardón (31); Fondrigones (29); El Aspru (19) y Cetín (17). El coto acoge a 19 cuadrillas que operan en once lotes. Y la palomilla más certera fue este año la que dirige José Rivero, con 37 gorrinos pasaportados.
Los ‘raposeros’ de La Parraguesa, con los últimos ejemplares de su campaña en Cangas y Parres. :: G. F. B.
Y para mayor gloria, en el coto de La Parraguesa opera una de las pocas palomillas estables que existen en la región dedicadas a la caza del zorro. La forman siete vecinos de Parres y Cangas de Onís: José Ángel, de Llerandi; Javi, de la Cebia; Serafín, de Mestas de Con; Bandi, de Soto de Dueñas; Toli, de Oliciu, y Víctor y José Antonio, que cuando el calendario dictamina que es jueves o domingo se dedican a la persecución del raposo. Y acaban de finalizar la campaña con la captura de 25 zorros.
Los ‘raposeros’ son cazadores en peligro de extinción por las dificultades que entraña la actividad si se la compara con la actual superpoblación del jabalí. Ahora bien, para José Ángel Gala Escobio, uno de los miembros de la partida, resulta «mucho más gratificante cazar el raposo que el jabalí, por la picardía, la astucia y las artimañas que utiliza el zorro». Efectivamente, el zorro es un animal astuto, ágil, robusto y dotado de olfato y oído muy desarrollados. De hábitos nocturnos, cuando penetra en un gallinero es capaz de ocasionar un tremendo estrago y es por eso que a lo largo de la historia fue muy perseguido, y subvencionada económicamente su captura, al chocar con los intereses de los humanos.
Para cazar el zorro es imprescindible acompañarse de «buenos perros para levantar y seguir la pieza, que no abandonen ni se encelen al cruzarse con el rastro dulzón de un corzo», explica José Ángel. Y los siete ‘raposeros’ cangueses y parragueses cuentan con una buena traílla formada por dos sabuesos españoles: ‘Ton’ y ‘Pacho’, y dos canes del encaste grifón: ‘Selva’ y ‘Trol’.
Asegura José Ángel que en la actualidad la población de zorros en la comarca se encuentra «en auge, aunque hace cinco años habían sido diezmados por la sarna». Y para abatir al astuto raposo los cazadores acostumbran a utilizar escopetas de ánima lisa, del calibre 12, y cartuchos cargados con el perdigón zorrero, de los calibres 0 y 00.